viernes, 11 de diciembre de 2009

Poderosamente

Ella estaba sentada junto a su amigo en la barra de aquel destartalado bar, sosteniendo en las manos esa tercera, cuarta o quinta copa, no lo sabía muy bien, por la cual resbalan constantemente gotitas que revelaban que el líquido interno estaba cada vez más caliente. A ratos pasaba su dedo por el borde de la copa, a ratos cogía la copa y hacia que girara el líquido dentro fijándose en ese vaivén mientras sus pensamientos divagaban de un lugar a otro. A veces bebía tragos que resbalaban por su boca dando esa mezcla entre el calor del aliento y la frialdad de la bebida, para tragarlo posteriormente disfrutando el pasar del líquido por su garganta.

No entendía muy bien a su amigo, siempre repetía las mismas cosas, he amado, me arrepentí de dejar, no volveré a amar igual, y luego repetía uno a uno el santuario que estaba dedicado a ella, o bien en su cuerpo, o bien en su cuarto, o bien en su mente. Sin embargo es sencillo, cuando amas, no tiras la toalla, no abandonas, no te bajas del barco. No, no la había amado. Simplemente habían sido una pareja más de esas que se desean que se anhelan pero no se soportan, que se buscan pero se repelen, que se van haciendo daño y al dolor llaman amor, pero el amor nunca duele, el desamor es lo que duele, solo dañas sino amas, solo abandonas sino amas, solo te dañan sino te aman. Sin embargo, creía que le iba bien atarse a esa relación de forma psicológica, porque su amigo simplemente no sabía amar, y era mejor decir, no puedo amar porque ella aún la tengo clavada, que admitir que no poseía la capacidad de amar.

Los hombres solían decir que las mujeres eran muy complicadas, pero sin embargo, eran mucho más sencillas que los hombres, y por lo menos, la mayoría llamaba a cada cosa por su nombre.

Ella había hablado con Ixna, la ex de su amigo. Se encontró con una mujer muy diferente de lo que él describía. Era fría, calculadora, y era evidente que hacía esfuerzos para parecer lo contrario. Al principio hasta hizo algún esfuerzo por llorar cuando le dijo que él estaba mal, pero era tan evidente que todo lo que salía por su boca era tan falso. Aún le subía la bilis a la boca cuando recordaba a esa víbora fingiendo ser lo que no era. En un momento determinado, cansada de la actuación le comentó que si ella lo amaba, y él lo amaba a ella, no entendía porque todo eso, no entendía nada. Ella contestó con un mohín un tanto infantil, que a veces debes dejar volar a lo que amas.. Simplemente patético. Estallé en mil pedazos levanté mi voz y le dije, déjate de frases tópicas, tú igual que yo sabes que eso no es cierto, si amas y te aman, se hace lo posible para que las cosas funcionen, no se tira jamás la toalla, solo se deja volar cuando entiendes que la otra persona no te ama, o cuando descubres que eres tú la que no amas, o cuando es a la par la falta de amor, pero si hay amor por los dos lados, sabes igual que yo que no se abandona, que esa es la frase típica de los gilipollas para no decir que no han amado, queda mejor y menos egoísta decir esa estupidez.

Al final, no sé si porque yo fui demasiado directa o porque intuyó que sus fingidas palabras y muecas no me afectaban o me engañaban como a los hombres, confesó, que no, no lo había amado nunca, pero sí, fue el mejor que tuvo en su cama, que no lo soportaba, era engreído, poco serio, el futuro con él era incierto e impredecible, demasiado vicioso, y no estaba segura si infiel, pero claro, cuando se despidió tuvo que decirle que lo amaba, así ella quedaba bien y como la santa que siempre había sido la victima de esa situación, eso es mejor que decir: “solo te aguantaba sexualmente el resto me repateaba el estómago”.
A veces odiaba ser mujer con esas manipulaciones, esa mano izquierda, esas maneras de utilizar, le repugnaba simplemente tanto juego, tanto utilizar a las personas tanta falsedad. Pero los hombres, esos eternos que siempre se quejaban de las mujeres, si cabía aún eran peores, haciendo pasar a sus parejas por paranoicas cuando sabían que tenían razón, haciendo sus vidas y obligando a sus mujeres a amoldarse totalmente a ellos, mentiras, juegos sucios, para cuando se cansaban dar el golpe final para abandonarte por alguien que les ponía más y por supuesto aludiendo a los estúpidos tópicos: “yo te amo pero te acabaría haciendo daño” pues capullo si me amas no me hagas daño es sencillo, “eres demasiado buena para mi” patético, es la peor de las frases, o sea que te toca un tesoro y decides tirarlo porque no lo mereces? Venga ya.!!!, “es que ya no eres la misma persona con la que me casé” jajaja, como si ellos fueran los mismos, te casas con alguien detallista, que parece amarte y respetarte y luego te encuentras alguien despreocupado, que solo te necesitaba, que te falta constantemente al respeto y que va intentando tirarse a la primera que se le pone a tiro para demostrar su virilidad.

Y ahí estaba su amigo, diciendo por enésima vez quizás que la amaba, que nunca amaría igual, como si ella no hubiera visto todas las acciones que habían demostrado su falta de amor. De hecho se merecían el uno al otro, eran los dos igual de patéticos, igual de retorcidos, salvo que su amigo en el fondo quería creerse que si la amaba, mientras Ixna siempre tuvo claro que jamás podría amar a un ser así.

Ella no era tonta, sabía que si informaba a su gran amigo de lo que Ixna le había confesado, la llamaría, o iría a verla para preguntar si eso era cierto, ella montaría el numerito de ofendida, de dama moral, y probablemente acabaría con lágrimas en los ojos diciendo “lo que ocurre es que ella siempre te quiso y no soporta lo que tuvimos pero ella sabe que miente, y Dios bien lo sabe (jajaja, esta frase al igual que sinceramente te digo, siempre son un claro indicativo de que se está mintiendo) lo que te he amado y que has sido el hombre más especial de mi vida, mi mejor amigo, siempre fuimos amigos y aún te siento como amigo, como el hombre más especial que ha pasado por mi vida. Lo nuestro no pudo ser, pero sé siempre consciente que no se acabó por falta de amor”. Por supuesto él la creería a pesar de los años de amistad, a pesar que sabe que soy directa y sincera y acabaría mi amistad con él pasando a ser la celosa mala persona que ha querido destruir algo tan bello y sincero. Todo pasaría a ser una invención mía, y por supuesto, no iba a caer en esa trampa.

Así que ahí estaba aguantando a su amigo, mordiéndose la lengua mientras observaba ese vaso para no escupirle todo.

Absorta en el movimiento del alcohol y entre ese humo cortante que le secaba la garganta empezaba a notar un calor que se desprendía de su estómago con esa dulce sensación de que cuando llegara de nuevo a su garganta, ya no le importaría de qué hablaba su amigo.

Miraba distraída hacia la barra, mirando como el camarero de turno flirteaba con todo par de tetas que se le ponían delante; como los típicos chulos de barra se pavoneaban delante de las hembras haciendo cosas extrañas para llamar la atención de las mismas, y como las mujeres mostraban sus cuerpos para aclamar el canto de esos pavos soltando de vez en cuando risas estruendosas para de igual forma, si sus escotes o faldas cortas no conseguían llamar la atención, que lo hiciera ese horrible sonido de hembra busca macho para apareamiento, o simplemente para demostrar que soy la mejor hembra de este lugar.

No entendía porque ella se sentía un bicho raro. Sí, a veces llevaba escotes pero no para reclamar un macho, de hecho no le gustaba mucho que le miraran el escote, rara vez llevaba faldas cortas, jamás se reía de esas maneras que a ella le resultaban tan poco sexys, no soportaba a los chulos de barras ni a los que coqueteaban con todas. No necesitaba la mirada de todos los machos para sentirse mujer, ni femenina. No le gustaban los juegos típicos de mujer o de hombre, de ahora me hago la difícil para que coma de mi mano. No le gustaban las manipulaciones, ni la mano izquierda, ni que la miraran todo el rato como si fuera un alimento para comer. Para ella lo bonito, lo que le hacía sentir femenina, especial y muy mujer era que solo un hombre, solo uno, la mirara como no miraba a nadie, pero que viera más allá de su imagen. Alguien que solo llevara en sus manos verdad, y no esos juegos humanos que no alcanzaba a entender. Siempre se vestía primero para gustarse ella misma, y luego para gustar a su pareja, el resto no le importaba, no se valoraba bajo las miradas o palabras de los hombres ni creía que su pareja la tuviera que valorar según la envidia de los otros varones, solo se valoraba ante lo que ella veía y sentía y bajo la mirada de su hombre. Sin embargo, había tan pocos hombres así. Los hombres se pasaban hablando fatal de las manipuladoras, pero en el fondo contra más manipuladora es una mujer, más la adoran y la disfrazan de sinceridad, la manipulación es lo que les gusta.

Volvió la vista a su vaso resoplando por el calor, mientras levantaba una mano para llamar al camarero. Mientras éste se acercaba, se bebió de un trago lo que quedaba en la copa, y pidió otro jack daniels con mucho hielo.

Su amigo, había derivado su conversación a su actual pareja, una chica preciosa, sincera y que realmente lo amaba, pero él se negaba a amarla y solo la utilizaba para no estar solo, despreciando ese diamante verdadero por querer seguir atrapado en el brillo de otro falso. Y todo por qué? Miedo a amar, o incapacidad de amar.

El camarero se acercó con su nueva bebida, dibujada en su cara esa sonrisa de soberbia que a ella le resultaba deprimente y le provocaba un rechazo absoluto, mientras su amigo decía, “estás muy callada te ocurre algo hoy? No me vas a dar una opinión?” “No quieres una opinión quieres una afirmación de lo que dices y yo no voy a mentirte, prefiero estar callada escuchando” “No, quiero sinceridad” ja, la trampa, eso iba a acabar mal, pero en fin, tenía su Jack en la mano que la empujaba a suicidar esa relación de amistad. “Está bien quieres sinceridad, pues prepárate. Eres un capullo, con todas las letras, un magnifico capullo. No solo no amabas a ese ser, que por otro lado no se merecía ser amada, sino que estas faltando al respeto a tu actual pareja. La tratas como plato de segunda mesa, creas altares en tu cuerpo y mente hacia la otra, mientras desprecias lo que ésta te da. La faltas al respeto, la humillas, y te buscas excusas para no quererla. La otra la abandonaste porque le ibas a hacer daño, ja, la excusa perfecta, esta la abandonarás porque sigues atado a la otra y por supuesto ella tiene que entender la peor de las humillaciones que es que a alguien lo traten como segunda categoría y sino lo entiende, que será lo lógico si se quiere y respeta a si misma, entonces la tratarás de paranoica celosa, ... ja de nuevo, y la siguiente, será porque no es igual que ésta, y entonces te darás cuenta el tesoro que ahora estás perdiendo y volverás a arrepentirte de lo malo que has sido, pero seguirás con el santuario a la primera porque en si, ese es el que te excusa de todo lo que vayas a hacer mal después. No, querido amigo, no, tus excusas a mi no me engañan, utilizas a las personas y te buscas en cada ocasión la excusa perfecta, así que no me vengas con cuentos infantiles, que hace tiempo que paso de lo que queda bonito o menos malo o políticamente correcto decir ante la gente. Si quieres ser mi amigo, empieza por no intentar quedar bien delante de mí haciendo el papel de buen samaritano que abandona a las personas por su bien, y llama a cada cosa por su nombre, y en segundo lugar hazte un favor, empieza por no mentirte a ti mismo”

Él la miró con cara de dolido y dijo rezumando odio por cada poro de su piel, “lo que te ocurre es que estás amargada, no puedes aceptar que alguien haya sido amada como a ti jamás te amaron.” Se dio la medio vuelta y dándole la espalda salió del local sin mirar atrás.

Ella levantó el vaso hacia la puerta en señal de brindis, y bebió un largo trago. Típico de los hombres, intentar dar un golpe mortal cuando no tienen argumentos.

Siguió ahí consumiendo los minutos junto a su Jack, que era la única cosa con nombre de hombre que le daba, calor, tranquilidad, paz, alegría e incluso olvido. No levantaba mucho la mirada del vaso, pues sabia que si por casualidad se cruzaba su mirada con la de algún hombre, éstos en su engreimiento del “mejor macho de la manada” lo tomarían como una invitación para acercarse y empezar un ataque a todos los sentidos corporales.. Realmente era vomitivo.

Así que disimuladamente y con la mirada fija en el vaso o en la barra, o en el movimiento del líquido, iba escuchando las conversaciones que se daban alrededor, no por interés, simplemente porque no tenía otra cosa que hacer, y lo que si que había que reconocer es que Jack era de la mejor compañía, pero hablador, lo que se dice hablador, no era mucho. Sonrío de su absurdo pensamiento y siguió escuchando.

A su alrededor, seguían sonando esas risas estridentes que salían de esas bocas pintadas. Al mismo tiempo que se reían miraban alrededor, a ver quien las observaba o si se cruzaba la mirada con algún individuo del sexo contrario que se les antojara apetecible. Después dos o tres miraditas, con alguna caída de ojos por medio para ser más evidente, zas, se daría el movimiento de los pocos inteligentes pero bien maqueados que se hubieran cruzado con esas miradas estudiadas.

Ahora mismo detrás de ella se estaba produciendo ese encuentro entre dos extraños:
-Hola (mirada de medio lado insinuante de éste, con una sonrisa abierta y atractiva)
-Hola (fingida inocencia y vergüenza de la muchacha.. ey incluso hasta colores en la cara guau esta era actriz de verdad)
-Esta bien este lugar (estúpida frase de inicio en la que solo puede haber una respuesta que parezca que es amable....)
-Sí, es muy bonito (obvio, no va decir, huele a perros podridos, hace un calor que te mueres, y encima parecemos todos sardinas enlatadas... ante todo, no hay que ser sincera, solo sonreír y pestañar)
-Vienes mucho por aquí? (mira, pregunta indirecta, utilizando la mano izquierda de la que tanto nos culpan a las mujeres... si dice si, ya sabe donde encontrarla, sin necesidad de volver a quedar con ella, y por supuesto, haciéndose el encontradizo la próxima vez, o incluso esperando a ver si ella se acerca para medir así su interés... como si el interés se midiera así)
-De vez en cuando si que vengo con mis amigas. Y tú? (ey misma táctica.. quien diría que hombres y mujeres son casi iguales)
-Bueno yo pasé hoy por casualidad (por supuesto, hay que hacerse el interesante y misterioso... pero lo estropeaste, porque así a la siguiente vez ya no parecerá tan casual... así que ella pensará que estás por ella... mmm juraría que a este chico lo ha visto cada viernes cuando baja a saborear a Jack)
-Y has venido solo? (eso es, por si hay algún amigo más interesante, ... más campo de cultivo)
-Sí, y tú? (repetición de la jugada)
-Sí también. (... bueno ya se han agotado la primera fase de preguntas que ni a uno ni a otro le interesan, pero que ya van midiendo el campo. Él ya se ha asomado por el prominente escote, y ella ha dirigido alguna mirada disimulada a su trasero... ya se han puesto nota uno al otro, y parecen tener interés el uno en el otro... claro que si se hubiera acercado otro, probablemente el interés sería el mismo... no en vano, ella va mirando furtivamente al camarero, seguramente para ver si la observa e indirectamente decirle, “se te están adelantando, haz algo sino pierdes este cuerpo tan mal aprovechado” pero claro, el camarero está por todos los cuerpos que pululan frente a él. Él por su lado, sino se hubiera cruzado su mirada con ella, hubiera ido a por otra, pero en todo caso lo dos han actuado igual, a por lo que parece más fácil, aunque ahora jugarán al juego de empezar a ponérselo difícil para guardar las apariencias, y porque siempre se ha dicho que lo difícil satisface más, cuando la verdad es que lo difícil es una clara muestra de desinterés y manipulación y de guardar una falsa moral (a menudo las que parecen más difíciles son las más fáciles y las más promiscuas) y una pérdida de tiempo, pues a alguien que le interesas de verdad no se va a arriesgar con esos juegos estúpidos.. pero claro, si se dice que lo difícil es lo mejor, hay que hacerse el difícil o sobre todo, la difícil)
-Tomas algo? (pues claro tonto el haba, lleva un vaso en la mano, no creo que sea de adorno)
-Ella levanta el vaso, y dice, sí (ahora empieza la segunda fase, se hará la mujer de mundo que bebe y bebe sin importarle lo que piensen de ella, para así parecer un espíritu libre o se hará la persona seria, moral que se la tiene que tomar como una chica formal , seguramente actuará, según le parezca que es el contrincante para llamar más su atención.. Él va de espíritu libre parece... voto por la primera opción) es la tercera copa que bebo, es que hace calor, (ah que lógico esto, como hace calor bebo alcohol para estar fresquita jajaja.. ey acertó ahora). Se lleva una mano al ridículo bolso y saca un paquete de tabaco, y claro, no encuentra el mechero. Él saca su mechero, y ella en un movimiento más que estudiado se echa hacia delante dejando su escote más pronunciado, al mismo tiempo que se aproxima más a él, y de paso, cuando le acaba de encender el cigarro le lanza una mirada de esas de niña inocente que desmontan a los hombres. Me pregunto quién estará más encendido, si el cigarro o el puro que él guarda. Por supuesto, ella pondrá la mano en esa postura con que las mujeres aguantan el cigarro porque es sexy e interesante (jajajaja, pero si todas son calcomanías o repetición de la misma jugada), y él fumara de esa manera a lo James Dean para parecer más varonil, más rebelde... los dos exageraran las posturas para dar más a entender que son el prototipo del otro ... la cuestión es que cuando se alargue la noche vendrá el beso, y será como besar a una sexy y un varonil y rebelde cenicero).

Siguen con la conversación absurda pero ella ya ha perdido interés, siempre es lo mismo. A veces hay gente más auténtica, mujeres que si que sin querer muestran algo más de su escote de lo que creen, o tienen miradas coquetas naturales, pero no de forma estudiada y se nota, hombres, que realmente no se acercan a cualquiera que se ofrezca con una cara o un par de tetas bonitas, pero la verdad, hay tan pocos hombres y mujeres auténticos que siempre esas horas, que se dibujan entre humos de cigarros y se diluyen entre vasos de alcohol, suenan a mentiras, a mercaderías, a quererse poco o conformarse con lo que se acerque.

Su amigo la había dejado allí tirada por darle su opinión, ella había bebido demasiado esa noche, y lo que le rodeaba no le interesaba y a parte, notaba la incesante mirada de alguien que desde la esquina de la barra la acechaba, eso significaba que en breve sería abordada como si fuera una más. Era hora de abandonar el gallinero. Jack no la iba a servir mas esa noche.

Mientras apoyaba las manos en la barra para incorporarse del taburete, y poner los pies en el suelo, levanta la mirada, simplemente para controlar el mareo de forma más eficiente, y entonces se cruza con la de ese ser que la está acechando. Un error. Él la mira fijamente, sin esa mirada de ligón, solo una mirada directa y auténtica, aunque se deslumbra en ella un cartel que dice en letras grandes PELIGRO. Parece un ser solitario, que no mira a todas las polluelas del gallinero, de hecho ni siquiera les presta interés, él solo observa a su vaso, y desde hace unos minutos a ella. Toma un líquido de un color marrón amarillento, con hielo.. piensa que quizás su Jack con el vaivén en el vaso ha llamado la atención de esa ambarina que reza en el vaso sostenido por esa morena mano. Sonríe y piensa, de donde salen esos pensamientos absurdos. Otra equivocación, va interpretar que le ha sonreído a él; primero quizás cuando ha apoyado las manos en la barra, su escote se ha hecho más evidente aunque ella no se haya dado cuenta, luego lo ha mirado haciendo que coincidan sus miradas, puede que él piense que para ver si ha reparado en su escote y luego le ha sonreído... claro nada iba dirigido a él, nada era estudiado, sin embargo, seguramente él pensaría que le estaba dando señales como todas las gallinitas cluecas de ese lugar. En fin, que piense lo que quiera, ella se va, solo es un engreído más, aunque ahí sentado parezca tener algo diferente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Son como dos historias distintas de una misma persona. Las reflexiones con mientras toma la copa con su amigo y... el después.

Hay algo en la historia oscurece el relato. Es extenso, no lo voy negar, quieres dejar claro lo que ella siente. Según leía sentía que no había lugar para hacer volar la imaginación del lector, algo parecido al agobio.

Espero seguir leyendo, esperaba más escritos jajaja. Tampoco lleva mucho tiempo leerlos
Un saludo

Duende dijo...

Gracias Bela por tu comentario.
Hay tres capítulos más escritos, los iré subiendo.