domingo, 25 de julio de 2010

PoderosamenteV

V

Nírdep hacía tiempo que pensaba en una persona.
Su relación se acaba de romper, y estaba algo perdido en el rumbo de su vida. Pero siempre de alguna manera estuvo ella en su mente, como si su timón siempre quisiera virar en su busca, pero siempre lo mantuvo firme hacia otras metas.
Recordaba cada detalle, de la última vez que la vio. Ella llevaba el pelo a medio espalda, lo tenía teñido de un color cobrizo claro que iba muy bien con su personalidad. Era muy dulce, y con gestos algo aristocráticos, una mujer muy segura de ella misma, y que irradiaba mucha paz. Era tan perfecta que no se podía evitar sentirte inferior a ella. Tenía unos pechos de puta, pero una cara angelical y un comportamiento de monja lo cual era morboso para cualquier hombre, y cuando se enfadaba, denotaba una pasión desbordante lo cual hacía imaginar que no debía ser tan monja bajo el hechizo de la pasión. Cuando te tocaba emitía una energía positiva y se atrevía a decir que casi curativa. A primera vista a parte de esa dulzura quizás algo insulsa, también tenía esa soberbia magnánima que hacía pensar que era una persona engreída, pero cuando la conocías era tan sencilla, tan cercana a todo el mundo que parecía increíble ese gesto magnánimo en su rostro y su forma de moverse. Era también una gran cabezota, y a veces perdía los estribos con facilidad.
Ella en ese momento tenía pareja, él aún era libre. Le hubiera gustado tener algo con ella pero era asquerosamente fiel, y era evidente, siempre ponía barreras antes de que se produjera cualquier insinuación, como si las intuyera de antemano.
Él entonces pasaba por un ajetreado y destructivo vivir la vida. Su vida no había sido fácil desde niño, odiaba a su padre por quien era, por cómo era, por cómo trataba a su madre. De hecho una vez se había peleado con él a golpes. Luego, en su instituto siempre había sido el niño de las burlas, el empollón, el blanco de sátiras sucias y destructivas, hasta que se reveló, y también se lió a golpes con un compañero provocando su expulsión. La vida no había sido justa.
A partir de ahí, y acostumbrado siempre a tener bastante dinero en su cuenta, había empezado a jugar con la cocaína, con las pastillas, con todo tipo de drogas que caían en sus manos, salvo la heroína.
Había empezado varias carreras, y también había probado con varias religiones, pero nadie llenaba, nadie le hacía sentir bien y entonces, empezó una nueva carrera para la cual no estaba preparado, y allí la conoció.
Ella desde el primer momento confió en él. A menudo le decía: “pásalo bien este finde, pero abandona ese mundo, no te va a traer nada bueno, no vas a encontrar en él lo que buscas, sino que llenarás aún más tu vida de lo que estás huyendo” “eres inteligente, es evidente, y entonces ¿por qué eres tú el único que no quieres verlo? ¿Por qué te castigas?” . Dolía su sinceridad, su forma directa de hablar, y aún así, cuánta razón en cada palabra.
Él siguió en ese mundo, esnifaba, tomaba drogas de diseño, se iba un viernes de fiesta y acaba un domingo, y conoció a su pareja.
Ella, Aidil, aún lo hundió más en su miseria. Lo trataba como basura, y sus malos tratos psicológicos rozaban la perversión absoluta. Era evidente que se avergonzaba de él, pero al mismo tiempo no sabía estar sola. Lo utilizaba, él lo sabía, pero en el fondo quería creer que lo amaba. Por su parte, él creía amarla.
Habían llegado a ponerse la mano encima, y era algo que no se podía perdonar, se castigaba cada día por ello, por perder la cabeza. Él no quería hacerle daño, ella era muy importante para él, la única mujer que había amado, la única mujer que amaba, que había aceptado ser su pareja a pesar de avergonzarse de serlo, pero ¿quién no se avergonzaría? . Estaría eternamente agradecido por querer ser su pareja, aunque odiaba como lo trataba, era como una prolongación de su padre, como una prolongación de los compañeros de instituto. Si ella supiera cómo lo trataban, se hubiera avergonzado aún más de él, le hubiera hecho aún sentir peor, y respetarse a si mismo menos. Pero ella tenía razón, él no merecía la pena, y nunca le contó por miedo a que lo maltratara más aún.
Ella por su parte, tenía pánico a la soledad, no soportaba estar sola, y en cuanto estaba sola, lo llamaba. A él le hacía sentir bien esa necesidad y le hacía sentirse fuerte ante ella, nunca nadie lo había necesitado, nunca nadie había dependido de él. Era una sensación tan sublime, tan llena de ternura y de amor, que siempre que pensaba que eso no iba a más, que lo estaba destrozando, ella mostraba esa debilidad y creía en que podrían superar todo, a él se le hinchaba el pecho de orgullo de ser necesario y esa sensación le haría que le bajara hasta las estrellas si hacía falta.
Era algo enfermizo, lo sabía, pero aún así, no podía luchar contra la manipulación y agresión de ella, y se dejaba arrastrar, al mismo tiempo, a veces montaba en cólera hacia sus malos tratos psicológicos o físicos y acaban los dos dándose leña. Últimamente eso había empeorado, cada vez ella era más agresiva verbalmente y físicamente, y cada vez lo ridiculizaba más en público, sin embargo, con los demás era encantadora, muy simpática, alegre y parecía feliz, todo un cúmulo de dulzura y de ser adulto y responsable que a él rara vez le otorgaba, y cada vez las cosas eran más evidentes que no tendrían buen fin. No sabía quien era realmente, si la que se mostraba en público, buena persona y adulta, o la niña malcriada con mal fondo pero necesitada que mostraba en privado. Lo que si sabía es que lo estaba destruyendo, no solo ella, sino también lo miserable y mala persona que se sentía cada vez que acaban poniéndose la mano encima. Sabía que la sociedad lo juzgaría, a fin de cuentas, ella era una mujer, sabía que si ella montaba un numerito de inocente, todos sus amigos comunes caerían sobre él pues ella era la muñequita del grupo y no pensarían en que ella lo maltrataba de peor forma, pero sin embargo, ningún juicio, ningún desprecio, ninguna patada, podría ser mayor castigo y más tortuoso que los castigos que él mismo llevaba en su conciencia.
No sabía tampoco cómo podía pensar mal de ella, a fin de cuentas, nunca había dicho nada, y a pesar de haber acabado, ahí estaba siendo su amiga. Él aún tenía las llaves de su casa, y eso era una prueba de fe y confianza hacia él que lo hacía sentir bien. Cuando se reunían los dos solos, que solía ser los domingos que ella estaba sola, siempre le contaba sus cosas, y le pedía consejo, confiaba en él. Siempre tenía un gesto de cariño hacia su persona, y cada domingo pensaba en llamarlo, pensaba solo en él. Quizás el problema realmente como ella le decía, hubiera sido solo él, quizás su mente le hubiera hecho creer que ella lo maltrataba psicológicamente, y había sido injusto con ella. ¿Cómo un ser tan dulce, simpático y abierto, podía ser tan manipuladora, egoísta y con tan malos sentimientos? No, él era el culpable, su cabeza le jugaba malas pasadas. Ella era buena persona y la única mujer que lo había amado. Pero no podía ni debía hacerla más daño, todo estaba acabado y debía buscar otro camino, aunque seguía fantaseando en que todo se arreglara entre ellos.
Iba a llamar a Aíram, su compañera de universidad, a ver que se contaba.

PoderosamenteIV

Sotnas había estado cuatro días sin trabajar, en unas merecidas mini vacaciones. Ese día había vuelto al hospital.
Él era médico, aunque constantemente pensaba en dejar su carrera, que aunque era bonita y gratificante porque ayudaba a salvar vidas, también a veces era una carga cuando no podías hacer nada por aliviar el sufrimiento de las personas, o por salvarles la vida.
Eran las 8 de la mañana y tenía que pasar visita a todos sus pacientes por las diferentes habitaciones de traumatología.
Cogió los instrumentos habituales y se dispuso a empezar la rutina, bonita y gratificante, deprimente y monótona.
Habitación tras habitación fue visitando a los pacientes y elaborando los partes médicos en los que ordenaba cambios de medicación, altas clínicas, o que todo siguiera igual. Era amable con los pacientes, y bromeaba un tanto con ellos para hacerles un ratito más llevadero.
Así fue a la última habitación que le quedaba. Se sabía todos los historiales de memoria, pero este debía leerlo pues era alguien nuevo.
Mujer de 25 años, con contusiones graves en la espalda, nalgas y muslos, lesiones renales, inflamación de la parte lumbar e imposibilidad de movimiento de piernas debido a una caída. Se está esperando a que baje la inflación para diagnosticar si la invalidez parcial es debido a una lesión medular, de momento en las pruebas realizadas es imposible determinar las causas de la misma. Lleva tres días ingresada y orina sangre, aunque en las últimas analíticas ha bajado el nivel de la misma... continuaba con la serie de medicación que se le daba.
Debía tener unos dolores horribles esa jovencita, así que se dispuso a colmarse de paciencia ante las quejas y gritos que iba a recibir cada vez que la tocara para examinar su espalda, y a poner la mejor de sus sonrisas y la apariencia más amable y delicada para hacerle más llevadera la revisión.
Cuando entró, ella estaba tumbada de espaldas a la puerta, reposando sobre su costado, probablemente para que su espalda no tocara con nada.
Era morena, y llevaba el pelo a medio hombro. No podía deducir más pues la sábana la tapaba.
Él con un tono suave dijo:
-Buenos días.
Ella contestó después de unos segundos con una voz dulce pero se notaba que amortiguada, quizás por le dolor que debía sentir:
-Buenos días,
Se giró hacia él apoyando la espalda en la camilla y haciendo un gesto de dolor. Él se quedó estupefacto al ver su cara, era Aíram. Ella también lo reconoció y automáticamente se puso nerviosa, y bajo la vista.
-Dios Santo que te ha ocurrido?
-Me caí por unas escaleras. Ya sabes, fue ese día, había bebido mucho y tropecé.
Él incrédulo la miraba y se quedó unos segundos sin reaccionar. Después con un movimiento de cabeza le dijo:
-Debo revisarte Aíram, te va a doler.
-Sí lo sé, cada mañana viene un médico a revisarme, pero no puedo darme la vuelta sola.
Así él se acercó, y la puso otra vez de lado levantando su pijama hasta el cuello. Lo que vio le dejó paralizado, llevaba más de un cincuenta por ciento de la espalda morada. En las lumbares tenía unos bultos con muy mal aspecto, así como sus muslos estaban llenos de morados. Procedió a hacerle la revisión, tocando su columna, y alucinado porque ella en ningún momento hubiera soltado un alarido.
La columna parecía estar bien, hasta justo las lumbares, ahí los bultos impedían que pudiera seguir reconociendo a la paciente:
-Te tengo que poner hacia arriba. Lo siento sé que va a doler pero es primordial.
-Voy a poder andar? –Había dicho ella mirando al suelo para ocultar la expresión de sus ojos.
-No lo sé, tengo que examinarte bien.
Así le dio la vuelta, apoyando de nuevo la espalda en la camilla, y ella hizo de nuevo un gesto de dolor pero solo un leve gemido escapó de su boca.
Bajó la sábana hasta sus pies y le dijo cada vez más conmovido:
-Te voy a ir tocando las piernas, solo debes decirme si notas el tacto en ellas. Y te voy a pedir que intentes moverlas levemente. Ahora mueve los dedos de los pies.
Nada no hubo ni un ligero movimiento. Pasó a tocar los pies preguntando si notaba algo. Ella tenía cara de preocupación y concentración.
Acto seguido él fue palpando las piernas y rezando para que esa criatura notara algo, o pudiera moverlas mínimamente, pero nada, no sentía nada.
Entonces procedió a la siguiente fase:
-A ver Aíram te caíste por unas escaleras. Me debes decir si recuerdas si te levantaron, y cómo lo hicieron exactamente, si perdiste el conocimiento, o estuviste consciente.
-Bueno perdí creo que unos minutos el conocimiento, pero yo estaba sola, y nadie me vio, luego desperté, y me incorporé saliendo a la calle. Cuando había andado hasta el mar, caí de nuevo, las piernas me dejaron de responder, pero esta vez no pude levantarme. Pasó un matrimonio y les pedí ayuda, ellos no me tocaron, ni siquiera se acercaron supongo que por miedo, pero se quedaron allí y llamaron a una ambulancia. Los de la ambulancia fueron los que me levantaron para ponerme en una camilla y me trajeron hasta aquí.
Él estaba estupefacto.
-Te caes por unas escaleras, te haces las contusiones que te has hecho y solo se te ocurre ir andando hacia el mar, con los dolores que tenías que tener, en vez de ir a un hospital o subir a casa a recostarte?- Empezaba a enfurecerse con la inutilidad de esa mujer.
-Bueno yo ... no... yo ... pensé que solo eran golpes que se me pasaría el dolor.
-Increíble.
Aíram vio la cara de enfado de don peligroso, y no pudo evitar sentirse como una niña que es regañada por algo que ha hecho mal. Era lo que menos necesitaba entonces. Pestañeó para que no se le escaparan las lágrimas que habían inundado los ojos y que amenazaban con brotar sin descanso.
Él se dio cuenta de sus esfuerzos por no llorar pero fijó la vista en sus papeles y pasó a informarle de cual iba a ser el repertorio de pruebas:
-Cuando baje la inflamación te vamos a realizar de nuevo una ecografía y un escáner para saber hasta que punto te han afectado las lesiones, y exactamente que tipo de lesiones son. Estás tomando antiinflamatorios, y te voy a subir la dosis de medicación para que no te duela tanto, pero aún así dolerá pues esa medicación provoca adicción y se debe suministrar con cuidado. También se te suministra anticoagulantes. De momento y hasta que no sepamos exactamente el alcance de las lesiones, no podemos suministrarte nada más. Debemos esperar a que baje la inflamación.
Mañana volveré a revisarte de nuevo.
Así y con un enfado evidente en su cara salió de la habitación, y pasó a llevar los informes a la enfermera de ese turno. Ella era eficiente, y tenía don para tratar con la gente:
-Buenos días doctor Sotnas. Supongo la nueva paciente, y los demás, siguen igual.
-Sí ahí están todos los informes y cambio de medicación. Hoy tengo que subir de nuevo a hacer una revisión a la habitación 71 para ver la reacción a la nueva medicación. Subiré después de las visitas familiares. He subido también la dosis de calmantes de la paciente de la habitación 77.
-Ella no quiere tomar calmantes.
-No está tomando calmantes?
-No, no toma calmantes, y aunque parezca imposible no se queja en todo el día. A veces cuando se mueve se le escapa alguna lágrima, así que debe sentir dolor, pero bajo ningún concepto quiere que le apacigüemos ese dolor.
-Y no puede convencerla algún familiar, o su pareja, o los amigos que la visiten? Es absurdo que pase ese dolor tontamente.
-En los tres días que lleva en planta, no ha recibido ni una sola visita. Le suministramos algo de calmantes en las inyecciones diarias porque no sabemos como el cuerpo puede reaccionar al dolor, pero las dosis son bajas como habrá podido leer en el informe. Apenas duerme por el dolor durante la noche. Así que varias veces al día cuando entramos está dormitando. Alguna vez cuando pasamos por la puerta de la habitación oímos un leve gemido, es lo máximo que se permite. Tampoco come mucho.
-Bien esta tarde cuando visite al paciente de la 71 volveré a pasar a verla y a hacer que entre en razón. De momento, suban la dosis en inyecciones y díganle que es para la inflamación.
-De acuerdo Doctor Sotnas. Le apunto las visitas para esta tarde.
-Gracias.
Sotnas bajó a consultas externas para seguir con su trabajo.
Después de comer y su hora de descanso, subió otra vez a su consulta y se dispuso a mirar en el ordenador el informe de la entrada en urgencias de Aíram.
El informe decía que había entrado semi inconsciente y que se había orinado encima. En la orina habían encontrado bastante sangre. Le habían realizado un escáner craneal para determinar si había golpes o lesiones, pero no había nada en su cabeza. Después describían minuciosamente las lesiones de la espalda y las pruebas a las que la habían sometido, detallando que en la ecografía no se había podido distinguir si había alguna lesión de relevante importancia. Se debía esperar a que bajara la inflamación. La sangre en la orina hacía temer que hubiera una lesión interna, pero en las primeras pruebas no salía ningún dato determinante.
Sotnas no entendía el motivo de que no viniera a visitarla nadie, aunque fuera para traerle ropa para cuando saliera. Tampoco entendía porque no quería que le suministraran calmantes.
Una y otra vez revisó el informe y de golpe su cara cambió.
Salió del despacho, cerrando la puerta de golpe y se dirigió a la 7ª planta a hablar con Aíram.
Entró en la habitación, y allí estaba ella tumbada en la cama de costado y mirando hacia la ventana pero con la mirada perdida.
-Hola Aíram.- Dijo de forma brusca.
Ella lo miró e intentó sonreír y con una voz apenas audible dijo:
-Hola, pensaba que no vendrías hasta mañana.
-Yo también. Te voy a volver a revisar por si se nos ha pasado alguna lesión por alto. Esta vez te voy a revisar otros puntos de tu cuerpo. Así que deberé ponerte hacia arriba, y quizás te duela al apoyar la espalda en la camilla.
Acto seguido se dispuso a apoyarla observando que ella apretaba los dientes para amortiguar el dolor o los gritos.
Le levantó el pijama hasta el pecho, observó abdomen, pecho... nada absolutamente ni una marca. Le bajó el pijama y levantó las mangas, con el mismo resultado, ni una sola marca en sus brazos. Después observó minuciosamente sus piernas, para encontrar que no había ni una sola marca en las rodillas, tobillos ni ningún lugar de las piernas en la parte delantera. Su semblante cambió para ponerse si cabe más furioso. Sí había caído por unas escaleras, lo normal es que el cuerpo ruede, con lo cual, se encuentra marcas en todo el cuerpo, no solo en la parte posterior. En caso de haber caído de espaldas, tendría una marca grande donde se hubiera dado el primer golpe, y si hubiera seguido bajando de espaldas por los peldaños hasta que el cuerpo quedara frenado, leves marcas en toda la espalda, pero tenía toda la espalda como si en cada peldaño se hubiera dado un fuerte golpe, eso era imposible. Definitivamente no se había caído por las escaleras. Tenía que llamar a un médico forense para corroborar lo que sospechaba, hacer una denuncia a la policía, y avisar a algún familiar. No sabía en que lío estaba metida esa mujer, pero sin duda debía ser uno grande.
-Aíram vas a tomar todos los calmantes que se te suministren quieras o no, no sabemos que reacción puede tener tu cuerpo ante el dolor. Y vamos a llamar a tus familiares y pareja para que te traigan las cosas necesarias. Deben de estar preocupados sin saber nada de ti.
-No, ya no tengo pareja, no se preocuparía aunque estuviera aún conmigo. He llamado a mi familia, y les he dicho que estaba unos días fuera, no quiero preocuparles, si es necesario y se confirma que no puedo andar, ya les informaré más adelante, de momento no quiero que estén angustiados. Mañana vendrá alguien de mi trabajo a recoger la baja médica, puedo decirle que me traigan lo que creas que debo tener aquí.
-Estás en una cama postrada, no sabemos bien qué tienes, y solo piensas en no causarles desasosiego a tu familia?. Bien voy a decirte lo que vamos a hacer. Ahora mismo vas a explicarme qué es lo que ha pasado de verdad, después pediré que venga un médico forense para corroborar las sospechas que tengo, si son ciertas, vamos a llamar a la policía.
Aíram se puso pálida y su expresión cambio a verdadero terror.
-No por favor. Si tengo que tomarme la medicación, lo haré, pero no avises a nadie.
-Cuéntame lo que pasó.
Aíram se encontraba acorralada y sabía que debía explicarle aunque quería olvidar ese terrible episodio. Pero era imprescindible que no llamara a nadie, mucho menos quería ver a la policía haciéndole preguntas.
-Está bien. Cuando me dejaste en casa subí a mi piso, y ya habían informado a mi pareja de todo lo que había acontecido en el bar. Él estaba furioso, y me insultó, me trató de puta, y todo lo que le vino en gana. Luego me violó. Ni siquiera se quitó la ropa, solo se puso sobre mí, me levantó la falda y se dispuso al abuso. Soporté todo, la penetración violenta, sus manazas en mi cuerpo, pero cuando me besó me dieron ganas de vomitar, así que en cuanto él quedó satisfecho, corrí al baño y vomité. Él se enfureció más, y agarrándome del pelo me tiró al suelo propinándome patadas con sus botas en mi espalda. Yo no podía girarme, ni defenderme, ni escapar, sabía que iba a morir allí, que iba a ser una estadística más. En un momento que él aflojó su presión, me di la vuelta propinándole un puñetazo en el ojo que lo dejó desconcertado, y acto seguido le di una fuerte patada en el abdomen. Me puse sobre él, y te juro que lo único que quería era que muriera, pero entonces me quedé quieta, tuve un momento de lucidez, y me levanté para irme diciéndole que cuando volviera quería que se hubiera marchado, sino lo denunciaba.
Cogí mi bolso y abrí la puerta para irme, pero entonces recibí un fuerte golpe en la espalda, no sé exactamente con qué, me fui a girar para defenderme pero no me dio tiempo, recibí un segundo golpe también en las lumbares y me desmayé. Luego ya no sé que pasó.
Cuando recobré el conocimiento, bajé a la calle, me daba miedo entrar en casa, no sabía si estaba aún. Ya habían asomado los rayos del sol, no sé exactamente que hora era. Fui hacia la playa y ahí me caí sin poderme levantar.
Sotnas no daba crédito a lo que oía:
-Bien ahora llamaré al médico forense, y vas a hacer una denuncia.
-No por favor, no quiero.
-Por qué no quieres?
-Vamos, trabajo en estas cosas, sé exactamente como funciona el sistema policial y judicial en estos casos. Cuando se denuncia un caso te hacen pruebas y buscan un motivo para la agresión, por supuesto, si un hombre hace algo a una mujer, quizás es que la mujer se lo merezca. Así que bajo el machismo reinante, averiguan, te juzgan y condenan. Y por supuesto yo había sido infiel, no importa si él me fue más de quince veces infiel, no importa como me tratara, no importa que me violara, tiene derecho sobre mi cuerpo por ser su pareja, no importa nada de lo que él hiciera, a fin de cuentas es hombre, y debemos entender que ello va en su naturaleza y que tiene ciertos derechos sobre mi, pero mete solo una vez la pata como mujer, y serás condenada por todos, tu hombre tendrá un motivo para matarte si quiere, tú sin embargo como mujer, no tienes ningún motivo ni derecho a hacer lo que has hecho. Por supuesto, en el juicio saldrá culpable de agresión, por lo menos en eso algo hemos avanzado, y difícilmente de violación, pero ya por todos los que hayan estado implicados en el caso, te habrán juzgado, te habrán hecho sentir mal y culpable, te habrán hecho pasar por otro mal trago ... “ella era una puta”. Solo tienes que recordar cómo me juzgó su amigo, aún sabiendo que él era un monstruo conmigo. El resto de personas no son diferentes. Eso implicará unos meses de cárcel, que abandonará por buen comportamiento, y una orden de alejamiento que incumplirá siempre que le venga en gana sin tener ninguna repercusión. Eso si su familiar que es militar, no borra todos los historiales y deja su expediente limpio. Yo sin embargo, tendré que abandonar mi trabajo, mi ciudad, todo lo que me rodea, mientras él seguirá disfrutando de todo. Así que el castigo final será para mí, y viviré siempre con el miedo en el cuerpo de cuando va a acabar el trabajo que dejó a medias como venganza por una denuncia.
-Airam pero debes denunciarlo. Tú no les dices a las mujeres que acuden a ti que lo hagan?
-Sí, lo sé, pero de veras no quiero, no puedo soportar que me toquen más hombres ni que sea para hacerme revisiones, no quiero que ellos me juzguen, no quiero volver a vivir todo esto, no tengo fuerzas.
-Así que soy culpable de todo esto.
-No, no pienses así. Si no hubiera vomitado, nada hubiera pasado, nada. Si yo no lo hubiera provocado tampoco hubiera pasado nada. Tú solo fuiste un instrumento, aquí solo soy yo culpable.
-Pero qué estás diciendo. No te culpes de algo así, solo ese mal nacido tiene la culpa de todo, él fue quien te provocó para hacer lo que hiciste, y te hubiera provocado o no, tú tienes derecho a hacer con tu cuerpo lo que te plazca igual que él lo hace con el suyo, no eres su posesión, y si te dio asco que te besara, tampoco eres culpable de eso, Dios, Aíram te estaba violando!!! Nadie tiene derecho sobre tu cuerpo, nadie a quien tú no le des permiso, ni siquiera tu marido.
-Por favor, solo quiero olvidarme. Solo quiero saber si podré andar. Luego me iré y reharé mi vida como pueda. No llames a la policía. Sé que hago mal, sé que no hago lo correcto, pero te juro que no puedo pasar por ello. Por favor.
Aíram mientras narraba toda la historia no había levantado los ojos de sus manos, ahora lo miraba directamente y por sus pálidas mejillas resbalaban lágrimas mientras en sus ojos se veía claramente el terror dibujado.
-Por qué no quieres que venga nadie a verte?
-No quiero mentir a nadie que sea importante para mí, tampoco quiero que vean mi estado. Alguien de los que me quiere podría encenderse e ir a por él. También me da vergüenza por todo lo que he pasado, no quiero que ellos también me juzguen y ver en sus caras que creen que soy culpable.
-Qué te da vergüenza? Tú no tienes nada de que avergonzarte. Que tu propia familia te juzgaría antes que juzgarlo a él? Esto es increíble.
-Si es increíble, pero todos los días las mujeres pasamos por ello.
Sotnas estaba enfadado, quería que ella lo denunciara, y de alguna forma también se sentía culpable de esa situación. En momentos como ese, odiaba ser hombre.
-Eres inocente, totalmente inocente, no te sientas culpable. Deberías denunciarlo, no puedo estar de acuerdo con tu opción. Pero es tu vida, yo no puedo interferir en ella.
-Gracias.
-No me las des. Vendré mañana.

domingo, 10 de enero de 2010

PoderosamenteIII

Aíram entró de nuevo al bar abarrotado de gente. Dio un vistazo para descubrir donde estaban los amigos de su pareja, entre los cuales, dos le habían hecho varias veces proposiciones. Cuando descubrió al grupo de machos, que parecían reírse de todas las mujeres, pensando que eran más listos que nadie, y que las utilizaban como querían, cuando en realidad, ellas eran las que los utilizaban a ellos, se acercó hacia donde estaban, pero sin mirarlos, como sino los hubiera visto, pero poniéndose en el punto de vista de sus miradas. Pidió otro Jack, pues a ella, no le costaba nada utilizar sus armas de mujer, simplemente no las utilizaba porque no quería, pero en el fondo, era algo tímida, y esa timidez aumentaba si la otra persona le importaba de veras, o si creía que no era correcto lo que hacía.
Jack le restaba timidez, e iba a ir a por el único hombre que le había conseguido llamar la atención esa noche, don peligro.
No iba a ir a por lo más fácil, ni siquiera sabía si le iba a funcionar, tampoco le importaba e incluso prefería que la rechazara, lo único que quería es que los amigos de Senre la vieran flirtear con ese ser y que diera la sensación de que iba a pasar algo entre ellos.
Se bebió su Jack de golpe, y se dirigió de nuevo a la barra haciendo sonar una risa de esas estruendosas cuando pasaba por al lado del grupillo, para que vieran su actuación. Dio resultado, ellos la miraron descubriendo a Aíram y siguiéndola todos con la mirada, pues ya notaban que su comportamiento que siempre había sido intachable, era diferente.
Se posicionó justo al lado de don peligro, pero midió mal las distancias y lo rozó en un muslo con el suyo propio. Eso no había sido intencionado, pero iba a servir también, aunque el hecho de parecer una mujerzuela, hizo que se le encendieran las mejillas. Él automáticamente levantó su mirada de la copa y la miró achicando los ojos, pero no dijo nada. Ella giró su mirada hacia él, y le sonrío abiertamente diciendo “perdón creo que empiezo a no controlar muy bien los espacios”. Él achicó más los ojos, y contestó “si eso creo”. Vaya, no se lo iba a poner fácil.
Cuando se acercó el camarero, tonteo también con él, bajo la mirada estupefacta del mismo pues era cliente habitual y jamás se había sometido a esos juegos. Sentía la mirada inquietante de don peligro observando sus acciones, y contra más la notaba, más le subía el rubor, pero estaba dispuesta a vengarse con todas las de la ley de ese monstruo que habitaba en su casa. No le importaba lo que pensaran de ella, no le importaba nada, solo quería pura y dura venganza, demostrarle y demostrarse a si misma que ella era tan capaz como cualquiera.
Ese pensamiento le dio más osadía, y se giró hacia el acechador para decirle: - “quieres una copa? Te invito por las molestias de no respetar tu espacio”. Lo dijo mirándole directamente a los ojos, con una sonrisa. Él aunque pareció pensárselo, acabó sonriendo y aceptando la copa.
-Qué tomas?
-Whisky con hielo
-Vaya no es una bebida femenina.
Él le miró con ojos de extrañado y ella dijo:
-Nada es que antes había pensado que mi Jack había llamado poderosamente la atención de tu ambarina, pero resulta que es whisky, así que o mi Jack es gay, o yo estaba equivocada.
El soltó una estruendosa y sincera carcajada, y dijo:
-Creo que no deberías intimidar más con Jack te está sentando fatal.
-mmm- Dijo ella con una mueca natural en la cara casi de bruja que consistía en achicar un tanto los ojos, girar un poco la boca haciendo nacer su hoyuelo, y poniendo expresión pensativa- no te creas, solo pienso cosas extrañas cuando me aburre la conversación, y Jack me ha dado valor para venir a hablarle a tu mano.
-A mi mano?
-Por supuesto, si tu mano es capaz de sujetar con esa firmeza y al mismo tiempo delicadeza esa copa que resulta ser de whisky, es imposible no venir a conocerla más.
Él puso cara de incredulidad mientras observaba que esa muchacha que le había abordado, era una coqueta natural. Tenía unas muecas en la cara imposible de olvidar. Era evidente que se había acercado a él de forma intencionada, y que había utilizado de forma consciente formas insinuantes, sin embargo, desde el mismo momento que habían empezado a dialogar, parecía haberse olvidado de lo estudiado, lo planeado, para ser natural. Para colmo, era original, y directa en la conversación cosa poco habitual en las mujeres. Parecía una mujer de ley, una mujer con duende o ángel, lástima que él no estuviera por la labor, aunque desde el primer momento, mientras escuchaba a ese hombre que se sentaba a su lado, él se había sentido atrapado por esa cara que parecía indiferente a todo lo que la rodeaba. Se había visto atrapado en unos ojos que miraban con pasión un simple vaso, mientras jugaba con él, se había visto envuelto en un escote, no demasiado exagerado pero que insinuaba un busto bastante abundante bajo él, se le había despertado un cosquilleo en la ingle y bajo vientre cuando ella se había llevado ese vaso a la boca, bebido un traguito, y había cerrado los ojos para saborearlo como nunca había visto a nadie saborear algo, como si fuera puro éxtasis, y no había podido evitar imaginándola disfrutando de ese modo de otros placeres. Se había sentido atrapado por una naturalidad poco habitual en esos ámbitos, y cuando ella, tras el abandono de ese hombre, se había limitado a levantarse, creía él que para irse, le había golpeado fuertemente en el pecho que el escote se hubiera pronunciado más, pero sobre todo, el cruce de sus miradas y esa sonrisa de niña traviesa. Sin embargo, era evidente que era casual, que ella no le estaba lanzando una invitación, tampoco él la quería, pues no le gustaban las mujeres que se insinuaban a todos, ni siquiera para un rato. Sin embargo, ahí estaba, y había empezado con una insinuación en toda regla y más que estudiada, pues no creía que el roce hubiera sido casual, ni la posterior mirada, ni la invitación, ni siquiera el rubor tierno que le cubría las mejillas, para luego convertirlo en algo natural, no tan estudiado, algo más relajado e infinitamente más interesante y que la hacía más poderosa que a cualquier otra mujer que estuviera en ese recinto. Era directa, y clara, y sobre todo, original. Pero, él no quería compañía, mucho menos de una noche, y era evidente que ella le había empezado ofreciendo eso, sobre todo con esa frase tan incitante sobre su mano, como si ella la estuviera imaginando en otro lugar, con la misma fuerza y delicadeza, aunque debía de reconocer, que su expresión era de ingenuidad y que no parecía fingida, así que quizás, no se había dado cuenta lo que implicaba la frase que acababa de decir.
No sabía cuál era el motivo pero le preguntó: - Tienes pareja?
Ella se quedó un momento inmóvil, miró su vaso, su expresión se volvió seria, y él esperaba ya una mentira que iba a ser evidente. Esa mujer estaba en alguna relación pero iba a mentirle, para continuar su juego con él, todo era realmente fingido
-Sí, tengo pareja.
Él se sorprendió de nuevo, no esperaba sinceridad.
-Y entonces que haces aquí sola y ligando descaradamente conmigo.
Ella se sonrojó de nuevo, y puso cara de avergonzada, lo miró directamente a los ojos y le dijo:
-Te estoy utilizando para vengarme de mi pareja, para demostrarle que valgo algo, para demostrarle que soy tan mujer como cualquiera que pase por su cama. Sin embargo, me estoy rebajando a comportarme igual que ellas, a comportarme igual que él, me estoy faltando al respeto a mi misma, no necesito demostrarle a él ni a nadie, lo que yo sé. Y es evidente que quizás tenga razón, tú no has mordido el anzuelo.
Lo dijo con tal tristeza y desapego hacia ella misma, y con tal grado de vergüenza que algo se le encogió dentro. La miro directamente a la cara, le toco el pelo justo por encima de la oreja, y le preguntó:
-Está él aquí?-Ella movió la cabeza negativamente y dijo:
-Sus amigos sí.
-Entiendo.
-¿Cuál es tu nombre?
-Aíram.
-Aíram, voy a besarte, porque me pareces la persona más poderosa y especial de este recinto, y de las que he conocido últimamente, si tu pareja no sabe ver eso, no merece la pena.
Acto seguido bajó la cabeza para besarla y se quedó cerca de los labios parado esperando su aprobación.
Ella se quedó inmóvil, se puso rígida, siendo evidente que no estaba cómoda con la situación, pero no se apartó. Y así quieta bajó la mirada y dijo:
-Gracias por tus palabras, pero quiero que cuando alguien me bese, me bese porque quiere no por pena.
-Tú me quieres besar?. Si solo querías que sus amigos te vieran, desde distancia debe parecer ya que nos hemos besado, ya has cumplido tu objetivo; aún así quieres que te bese?
Ella tragó saliva con dificultad, y se puso más rígida, era evidente que era una mujer fiel y fuera por lo que fuera que había decidido hacerle eso a su pareja, no estaba nada cómoda con la situación e iba a retroceder, sin embargo, era él el que quería besarla, así que no le dio la opción y bajó definitivamente su boca para encontrarse con la de ella.
Aíram se puso más rígida si cabe, y no le devolvió el beso, de hecho hizo algún esfuerzo para apartarse, sin embargo, a medida que pasaron unos diminutos segundos que para él le parecieron eternos, y cuando él ya la iba a dejar ir, ella se relajó, y no solo se dejó besar, sino que devolvió el beso con una voracidad que parecía increíble en una mujer.
Su boca sabía a alcohol, de hecho le daba la sensación que la cabeza de ella se caía un poco como si le pesara, como si realmente estuviera muy embriagada. Entonces ella se separó y dijo:
-No puedo tener los ojos cerrados, me mareo mucho, todo me da vueltas.
Él dijo:
-Vamos fuera que te dé un poco el aire.
Ella sonrío tontamente y dijo:
-Siiiiiiii, aire, eso es, aire, distancia, libertad, mucho aire.
No entendía que decía muy bien, pero abandonaron la barra para dirigirse a la puerta. Por el camino se cruzó un tipo con cara de odio, y le dijo:
-Eres una puta.
Él iba a contestar, pero ella le puso una mano en el pecho y dijo:
-Déjalo es de esos hombres que tienen doble rasero para los hombres y las mujeres. Le pone cuernos a su mujer, y tapa los cuernos de mi hombre, y le parece perfecto, no solo eso, sino que siendo amigos, se me ha insinuado más de una vez, sin embargo, esto es de ser puta. – Se giró hacia mí y me dijo: - Me consideras una puta? Porque aunque no lo creas no lo soy, jamás le he sido infiel a ese capullo, le he respetado siempre, y si ahora estoy aquí en esta situación es porque estoy cansada de sus degradaciones, y porque él me ha retado, me ha desafiado y quiero devolverle la pelota, quiero que alguien me haga sentir hoy especial y darle donde más le duele.
-Es evidente que no lo eres.
Ella se volvió a girar hacia ese tipo y dijo;
-Déjame paso quiero salir de aquí.
-Voy a contárselo a Senre, y te va a poner en tu sitio, zorra.
-Cuento con ello, con que se le cuentes, pero seré yo quien le estará poniendo justo en su sitio.
Así se dispuso a salir del local.

En la calle, cuando ya habíamos avanzado unos metros ella seguía callada, mirando al suelo para andar.
Ella se paró justo al lado de un castillo que se metía a orillas del mar para observarlo, se giró hacia mí y me dijo:
-Creo que estoy algo borracha, creo que te debo una disculpa por utilizarte, pero a pesar de ello, puedes volverme a besar? Ahora ya no es venganza, ni el alcohol me obliga a decirlo, solo quiero que me beses porque si.
Así se produjo el segundo beso, que fue más cálido, más tierno, acabando en algo apasionado. Cuando se separó dijo_
-Siempre he querido que me besaran en este castillo por primera vez, es un lugar mágico.
Él siguió besándole el cuello. No quería acabar esa noche así, no quería ningún tipo de compañía femenina, sin embargo, no podía separarse de ella.
Ella suspiró, y le cogió la mano.
Él la llevó hacia la furgoneta, que era de su amigo que se había roto un brazo esa tarde. No podía regresar la furgoneta a casa, y le había pedido a él que la llevara a su garaje. Así que él antes de llevarla al destino, se había parado a tomar algo en ese bar por casualidad, a pasar las penas de su trabajo.
Ahora se habían montado los dos en ella, y él inmediatamente la había abordado, pues era evidente que si la dejaba pensar, ella iba a salir huyendo.
Se besaban sin parar, y en un momento determinado, él se separó un poco para observar su cara y dijo:
-No voy a parar, quiero hacerte el amor aquí y ahora.
Ella se había puesto roja y había bajado la mirada para posteriormente abrazarlo con fuerza y esconder la cara en su pecho. Era increíble, sentía vergüenza como si se tratara de una principiante. Eso lo enterneció más y lo hizo sonreír. Le dio unos minutos y luego le levantó la cara sin hacer ningún comentario para no avergonzarla más y la besó de nuevo. No entendía como alguien podía dejar pasar a un ser así de especial.
Hicieron el amor en esa furgoneta, sin embargo, había algo que lo había defraudado. Se había hecho una falsa imagen de ella. Pensaba que era una mujer apasionada, puro fuego, sin embargo, se había mostrado fría en ejecución, casi se podía decir que las caricias no le habían afectado, y él sabía que era un buen amante. O era una persona frívola, o se había mantenido al margen de la situación.
Quizás había creído demasiado en su ingenuidad y todo era fachada, o quizás había sido infiel en cuerpo a su pareja, pero su mente seguía en él. Eso lo molestaba, cualquiera de las dos opciones eran deprimentes.
Él no habló más y la dejó donde ella le indicó, cuando había bajado ya de la furgoneta y antes de cerrar la puerta, dijo mirando hacia el suelo verdaderamente arrepentida:
-Lo siento no he estado bien. – Acto seguido se le escaparon dos lágrimas enormes de sus preciosos ojos y cerró la puerta, para correr hacia su portería.
Él se quedó mirando su espalda y pensó que realmente aunque hubiera sido infiel en cuerpo, seguía sin serlo en mente, se iba a sentir mal por lo que había hecho, a pesar que aquello no se podía llamar una infidelidad, ya que él la había provocado, rechazado, humillado y que esa relación estaba rota probablemente desde hacía mucho tiempo, incluso podría decir que por la estrechez de su entrada, no practicaba sexo desde hacía bastante tiempo, por tanto, ya no existía pareja, no había sido infiel. Él por su parte estaba dolido, pues quería que si alguien hacia el amor con él, lo hiciera verdaderamente con él y no con fantasmas y por otro lado, había quedado insatisfecho y con más ganas de sexo que antes de practicarlo.
Se iría a casa, tomaría una ducha fría e intentaría dormir. No podía ni siquiera quería hacer algo más esa noche, estaba bastante frustrado y enfadado.

martes, 15 de diciembre de 2009

PoderosamenteII

Aíram, vaga en la oscura noche por las calles hasta llegar a su casa donde le espera su hombre. Mil veces le han dicho que no debe ir a según que horas de la noche sola, pero se encuentra bien en al quietud de la noche. Le encanta observar el cielo cuando pasea, e incluso muchas veces habla con la luna y las estrellas.
Senre, está en casa, probablemente ya durmiendo, o viendo alguna película erótica de las que dan a esas horas.

Airam llega a casa, mete la llave en la cerradura, y el ruido que hace la llave en el roce con la misma se le antoja que es tan áspero, tan falto de calidez como es su relación.

Ella no lo ama, no podría amar a alguien así, y sabe que él tampoco la ama.
Cuando empezó su relación, realmente ella no sintió una atracción por su físico, puesto que su pareja no era especialmente guapo, ni siquiera atractivo físicamente. Su único atractivo era su labia. Era un magnífico comunicador, y tras sus palabras, se dibujaba la personalidad de un ser excepcional. Así que poco a poco se enamoró de ese ser excepcional.

Al principio no le prestaba mucha atención, solo le caía bien, aunque su sexto sentido la hacía ver que había ahí algo que no encajaba. Luego él se fijó en ella y fue realmente tierno, detallista y amable. Cada domingo, le traía una rosa roja, solo le prestaba atención a ella, era cariñoso y parecía interesarse por su mundo. Era generoso en todos los sentidos, tanto para escuchar, como en muestras de amor, como en detalles materiales. Sí, no era guapo, pero realmente la hacía sentir bien, la hacía sentir mujer, la hacía sentir deseada y única, y así, poco a poco se fue metiendo dentro de ella.

Todos sus amigos y especialmente sus amigas, comentaban la suerte que tenía. La mayoría le animaban a estar con él, pues era evidente su amor. Sin embargo, ella no se quitaba la sensación de que todo aquello era muy calculado, como muy frío. Otros le comentaban que no fuera tonta, que ella era demasiado mujer para ese hombre, haciendo referencia al físico, decían que ella podía conseguir algo mejor. Esto la molestaba profundamente, pues ella nunca había valorado el físico de las personas, quería un hombre de verdad, y el tipo de persona que eran, era lo que la atraía, jamás un físico. Y lo cierto, es que él había conseguido que finalmente se fijara en su persona, en lo que representaba ser, y le encantaba.

Ella era un alma libre, no le gustaba estar en pareja, de hecho nunca había tenido una pareja formal; no le gustaba como sus amigas o amigos cambiaban cuando estaban en pareja. Ninguno cambiaba para bien, más bien al contrario, empezaban a hacer cosas extrañas, y los temas de conversaciones cambiaban a cosas poco interesantes como el coste de los electrodomésticos. La verdad, le daba miedo estar en pareja, no creía estar hecha para ello y tampoco sentía deseos sexuales como parecían tener las mujeres de su edad. Pero si algún día tenía pareja, quería que fuera como la de sus abuelos, una pareja que desprendía amor por cada poro de piel, que aún con ochenta y pico años, sentían celillos, que se cuidaban y añoraban, e incluso su abuela le había confesado en una ocasión, que aún tenían sexo.

Ellos se habían vuelto mejor en pareja, habían luchado juntos cuando aparecían las típicas crisis de pareja, habían superado momentos difíciles como el fusilamiento de un hijo, y la temporada de cárcel del abuelito, se habían respetado, habían sido sinceros y habían echado del entorno de la pareja a todo ser que quisiera hacerles daño o romper una pareja tan maravillosa.

En una ocasión su abuelita le había preguntado porqué ella aún no tenía pareja. Airam le había explicado que no sentía deseos hacia nadie, ni sexuales ni más allá de lo que es la sexualidad, que todos los hombres le parecían vacíos, sin alicientes. Ella solo quería volar, vivir, experimentar, y las parejas frenaban a ello, eran una cárcel, te modificaban para mal. Su abuelita sonrió tierna y acogedoramente y dijo: “No cariño, el amor no es eso. El amor te hace libre, te libera de todas las cadenas que pone la sociedad, te ayuda a volar, te ayuda a crecer y a ser mejor. Sí, estar en pareja tiene unas obligaciones, una serie de normas, pero son exactamente las normas que tiene una amistad, ni una más ni una menos, pero cuando se siente amor, no son tal las obligaciones, sino que las haces voluntariamente porque quieres y amas al otro ser, no son impuestas sino que salen por si mismas, igual que cuando amas a un amigo, que haces lo correcto para que esa amistad perdure, y no ves que sean obligaciones sino que se hacen porque salen del corazón, del deseo, de la seguridad de que quieres que esa persona esté siempre contigo. No dejas que entren en medio personas que puedan crear celos o desconfianzas, das todo a la otra persona, sin embargo, es mentira eso que dicen los románticos que no debes recibir nada a cambio, eso no es amor, es posesión, es obsesión, el amor no solo da sino que también recibe. Debes dar no por lo que recibas, pero si debes recibir. No debes amoldarte a tu pareja y entender cómo es él, sino que los dos os debéis amoldar el uno al otro, e intentar entender los dos la forma de ser del otro. No debes dar toda tu vida a la otra persona, sino compartirla con él, igual que él contigo. No debes caminar un paso por detrás, ni uno por delante, sino ir caminando uno al lado del otro, y sobre todo, jamás se debe faltar al respeto a quien ames, ni esa persona a ti. No sirve el “yo soy así, y es lo que hay”, porque si uno es de una manera, el otro es de otra, y una personalidad no se puede poner por encima o más importante que la del otro, eso es la excusa barata de quien no sabe estar en pareja. Se debe de hablar y encontrar el punto medio, en el que los dos ceden y los dos reciben.

Algún día cariño, decía su abuela, encontrarás a ese ser que te haga ser más libre, más tú que nunca. Mientras, no tengas prisa, algunos lo encuentran con doce años, otros con ochenta, otros quizás en otra vida. Pero jamás te apresures en querer estar con alguien, pues la mayoría de persona forman pareja por necesidad de formar familia, por miedo a quedarse solos, porque toca, o porque es ley de vida, y eso es una grave equivocación, eso no es amor, y eso es lo que ves tú a diario, lo que te da la sensación que corta alas, que transforma para peor y menos interesante a las personas. Simplemente es necesidad, obsesión, posesión, enganche, y por eso las personas no crecen, por eso parecen vivir en cárceles, porque llaman amor a lo que no es. Recuerda que el amor siempre te hace libre, nunca esclavo, porque el amor te hace hacer cosas voluntariamente para que el otro esté feliz, y lo que se hace voluntariamente, libremente, jamás es esclavitud, solo es esclavitud aquello que se hace por obligación, como estar en pareja sin que haya amor”
Recordaba cada una de las palabras de su abuela, y ella estaba en una relación así, en la que no había amor.

Al final, ella había accedido a ser la pareja de Senre. Se había amoldado a su vida, a su carácter, a sus costumbres, mientras él había seguido con su vida, sin dar nada. Había llegado a enamorarse, pero nunca lo había amado. Y el enamoramiento, como una pasión que es, se acaba terminando, mientras el amor como un sentimiento, siempre perdura.

Había sentido deseo por él, pues él era su primer hombre, y era bastante bueno en la cama, porque aunque ella no tuviera más experiencias, se siente y ve cuando una persona es buena en el acto. Ella se sorprendió de tener tanta pasión, jamás antes había sentido deseo alguno por nadie, jamás había tenido necesidad de estar íntimamente con nadie, así que ella pensaba que era fría. Sin embargo, había descubierto que era una mujer muy apasionada e incluso voraz.
Suponía, que el hecho de ser su primer y único hombre, creaba un lazo estúpido, y por eso costaba tanto dejar esa relación, pero lo cierto es que estaba todo acabado, pero él quería poseerla, quería amarrarla a su vida, y las faltas de respeto, las infidelidades, las mentiras, las deslealtades, iban en aumento cada vez que él detectaba que de un momento a otro, ella iba a tirar todo por la borda.
Como pasa cuando no amas, sus infidelidades no le importaban, solo le dolían en el orgullo, pero no en el alma, porque en el fondo ya no le importaba su vida. Antes cuando detectaba la infidelidad, porque siempre se detecta, discutía con él, él la hacía sentir paranoica y celosa, intentaba culparla de todo en vez de asumir sus errores, cuando lo cierto, es que todo era como ella decía y no era cosa de celos sino de dignidad. Pero entonces, en cierta manera, él le importaba, porque había ese enamoramiento que aunque leve, hace que te importe lo que la otra persona hace, y le das el poder de hacerte daño. Una vez acabada esa pasión, te es indiferente lo que haga el otro ser. Ella seguía haciendo lo que creía correcto, así que mientras no se acabara la pareja, seguía siendo fiel, leal, sincera y procesándole respeto, pues ella nunca hacía lo que no le gustaba que le hicieran. Sin embargo, él no procesaba ninguno de esos cuatro pilares que son necesarios para que una pareja funcione, para que se pase del enamoramiento al amor.

Airam ya no se gustaba como era cuando estaba con él, y eso empezaba a sonar a que en breve habría despedida definitiva.

Una vez abierta la puerta, entró al comedor, y ahí estaba él viendo una de esas películas. Como siempre, nada más entrar, y a diferencia de cuando había público, empezó a faltarle al respeto:
-De dónde vienes?
-Del bar de siempre.
-Pues están ahí mis amigos y me han dicho que estabas acompañada de un hombre.
-Si ya te dije que había quedado con Samuel. Él está mal y necesitaba hablar.
-Ese lo único que quiere es tirársete.
-Aunque te parezca mentira, hay hombres que no ven solo en una mujer un cuerpo para disfrutar.
-Bueno eso es cierto si te miran a ti. Quién quisiera estar con alguien como tú.
-Por supuesto. (A ella ya no le afectaban esas degradaciones). Sin embargo tú eres tan inteligente que recorres todos los caminos que más fáciles son de transitar, y por los que todos pasan.
-Y si tú no lo haces, es porque no puedes, porque ni los caminos más transitados se te hacen sencillos para ti

Él ya no negaba sus infidelidades, al revés, lo utilizaba como una arma más para arrojarle a la cara, para hacerla daño, solo que sus infidelidades ya no le hacían daño, al revés, eran un aliento porque así sabía que ella no tenía que cumplir en la cama cuando otra ya le había hecho la faenita. Sin embargo, estaba harta de esas faltas de respeto, de esas degradaciones, de que la hiciera sentir como que no valía nada para nadie, que todo el mundo la rechazaría-
-Ni siquiera eres femenina, no utilizas como todas las mujeres la feminidad. No sabrías como hacerlo
-Se te ha ocurrido pensar que quizás sepa mejor que ninguna utilizarlas pero que opino que cuando estás en pareja es una falta de respeto utilizarla hacia otros?. Se te ha ocurrido alguna vez pensar que solo las he utilizado para ti desde que estoy contigo porque no me interesan los demás? Se te ha ocurrido que yo no me considero mujer por utilizar las artimañas que otras utilizan para despertar el interés de los hombres, sino que me siento mujer por como un solo hombre me mira, y por desgracia a ti te di ese trono que no me interesaba que otro ocupara, pero que igual que yo te coroné como rey de mi vida te puedo quitar esa corona y dársela a quien me plazca?. No me vengas con historias, a fin de cuentas, tú siempre acudes a lo mismo, a lo sencillo, a lo que cualquiera puede conseguir, si eso es lo que quieres, si eso te hace feliz, te hace sentir más hombre por mi perfecto, pero no me pidas que sea como ellas porque yo jamás seré así. Y contéstate una pregunta a ti mismo, puedes tener a muchas en tu cama, pero cuántas serías capaz de conservar en tu vida?
-Tú no podrías, no se la levantarías ni a un preso. Eres patética, y si estás conmigo es porque no puedes estar con otro, ni aunque sea solo una noche.

Pero de qué iba ese engreído de mierda. No sabía si era el alcohol, o era la hartura de las degradaciones tan habituales, pero cogió las llaves de nuevo, se dio media vuelta y se dispuso a hacerlo callar de una vez por todas.
Salió por la puerta, pensando como darle una patada donde más dolía, así que se fue directa de nuevo al bar, donde estaban sus queridos amigos. Iba a darle pero bien fuerte, y con publico pendiente para que se lo contaran, con el mismo publico que tapaban las infidelidades de su pareja y la hacían pasar por tonta, de esos desgraciados que no solo tapaban a su pareja, sino que lo apoyaban en la degradación hacia ella. Sí, iba a darle bien fuerte esta vez. Estaba harta de esos malos tratos psíquicos, incluso alguna vez había llegado a las manos, la degradaba constantemente, la trataba como basura, la hacía sentirse mal, poco querida, y cada vez ella se quería menos, cada vez se valoraba menos. En la calle era diferente, cuando tenía publico parecía adorarla, y especialmente todas la envidiaban por la pareja que tenía, pero de puertas para dentro era un monstruo, era de lo peor, pero ya estaba harta de sus patadas psicológicas y físicas, esta vez por vez primera en cinco años, era ella quien le iba a patear y a demostrarle que sino hacía lo que otras hacían era porque no quería, no porque no podía.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Poderosamente

Ella estaba sentada junto a su amigo en la barra de aquel destartalado bar, sosteniendo en las manos esa tercera, cuarta o quinta copa, no lo sabía muy bien, por la cual resbalan constantemente gotitas que revelaban que el líquido interno estaba cada vez más caliente. A ratos pasaba su dedo por el borde de la copa, a ratos cogía la copa y hacia que girara el líquido dentro fijándose en ese vaivén mientras sus pensamientos divagaban de un lugar a otro. A veces bebía tragos que resbalaban por su boca dando esa mezcla entre el calor del aliento y la frialdad de la bebida, para tragarlo posteriormente disfrutando el pasar del líquido por su garganta.

No entendía muy bien a su amigo, siempre repetía las mismas cosas, he amado, me arrepentí de dejar, no volveré a amar igual, y luego repetía uno a uno el santuario que estaba dedicado a ella, o bien en su cuerpo, o bien en su cuarto, o bien en su mente. Sin embargo es sencillo, cuando amas, no tiras la toalla, no abandonas, no te bajas del barco. No, no la había amado. Simplemente habían sido una pareja más de esas que se desean que se anhelan pero no se soportan, que se buscan pero se repelen, que se van haciendo daño y al dolor llaman amor, pero el amor nunca duele, el desamor es lo que duele, solo dañas sino amas, solo abandonas sino amas, solo te dañan sino te aman. Sin embargo, creía que le iba bien atarse a esa relación de forma psicológica, porque su amigo simplemente no sabía amar, y era mejor decir, no puedo amar porque ella aún la tengo clavada, que admitir que no poseía la capacidad de amar.

Los hombres solían decir que las mujeres eran muy complicadas, pero sin embargo, eran mucho más sencillas que los hombres, y por lo menos, la mayoría llamaba a cada cosa por su nombre.

Ella había hablado con Ixna, la ex de su amigo. Se encontró con una mujer muy diferente de lo que él describía. Era fría, calculadora, y era evidente que hacía esfuerzos para parecer lo contrario. Al principio hasta hizo algún esfuerzo por llorar cuando le dijo que él estaba mal, pero era tan evidente que todo lo que salía por su boca era tan falso. Aún le subía la bilis a la boca cuando recordaba a esa víbora fingiendo ser lo que no era. En un momento determinado, cansada de la actuación le comentó que si ella lo amaba, y él lo amaba a ella, no entendía porque todo eso, no entendía nada. Ella contestó con un mohín un tanto infantil, que a veces debes dejar volar a lo que amas.. Simplemente patético. Estallé en mil pedazos levanté mi voz y le dije, déjate de frases tópicas, tú igual que yo sabes que eso no es cierto, si amas y te aman, se hace lo posible para que las cosas funcionen, no se tira jamás la toalla, solo se deja volar cuando entiendes que la otra persona no te ama, o cuando descubres que eres tú la que no amas, o cuando es a la par la falta de amor, pero si hay amor por los dos lados, sabes igual que yo que no se abandona, que esa es la frase típica de los gilipollas para no decir que no han amado, queda mejor y menos egoísta decir esa estupidez.

Al final, no sé si porque yo fui demasiado directa o porque intuyó que sus fingidas palabras y muecas no me afectaban o me engañaban como a los hombres, confesó, que no, no lo había amado nunca, pero sí, fue el mejor que tuvo en su cama, que no lo soportaba, era engreído, poco serio, el futuro con él era incierto e impredecible, demasiado vicioso, y no estaba segura si infiel, pero claro, cuando se despidió tuvo que decirle que lo amaba, así ella quedaba bien y como la santa que siempre había sido la victima de esa situación, eso es mejor que decir: “solo te aguantaba sexualmente el resto me repateaba el estómago”.
A veces odiaba ser mujer con esas manipulaciones, esa mano izquierda, esas maneras de utilizar, le repugnaba simplemente tanto juego, tanto utilizar a las personas tanta falsedad. Pero los hombres, esos eternos que siempre se quejaban de las mujeres, si cabía aún eran peores, haciendo pasar a sus parejas por paranoicas cuando sabían que tenían razón, haciendo sus vidas y obligando a sus mujeres a amoldarse totalmente a ellos, mentiras, juegos sucios, para cuando se cansaban dar el golpe final para abandonarte por alguien que les ponía más y por supuesto aludiendo a los estúpidos tópicos: “yo te amo pero te acabaría haciendo daño” pues capullo si me amas no me hagas daño es sencillo, “eres demasiado buena para mi” patético, es la peor de las frases, o sea que te toca un tesoro y decides tirarlo porque no lo mereces? Venga ya.!!!, “es que ya no eres la misma persona con la que me casé” jajaja, como si ellos fueran los mismos, te casas con alguien detallista, que parece amarte y respetarte y luego te encuentras alguien despreocupado, que solo te necesitaba, que te falta constantemente al respeto y que va intentando tirarse a la primera que se le pone a tiro para demostrar su virilidad.

Y ahí estaba su amigo, diciendo por enésima vez quizás que la amaba, que nunca amaría igual, como si ella no hubiera visto todas las acciones que habían demostrado su falta de amor. De hecho se merecían el uno al otro, eran los dos igual de patéticos, igual de retorcidos, salvo que su amigo en el fondo quería creerse que si la amaba, mientras Ixna siempre tuvo claro que jamás podría amar a un ser así.

Ella no era tonta, sabía que si informaba a su gran amigo de lo que Ixna le había confesado, la llamaría, o iría a verla para preguntar si eso era cierto, ella montaría el numerito de ofendida, de dama moral, y probablemente acabaría con lágrimas en los ojos diciendo “lo que ocurre es que ella siempre te quiso y no soporta lo que tuvimos pero ella sabe que miente, y Dios bien lo sabe (jajaja, esta frase al igual que sinceramente te digo, siempre son un claro indicativo de que se está mintiendo) lo que te he amado y que has sido el hombre más especial de mi vida, mi mejor amigo, siempre fuimos amigos y aún te siento como amigo, como el hombre más especial que ha pasado por mi vida. Lo nuestro no pudo ser, pero sé siempre consciente que no se acabó por falta de amor”. Por supuesto él la creería a pesar de los años de amistad, a pesar que sabe que soy directa y sincera y acabaría mi amistad con él pasando a ser la celosa mala persona que ha querido destruir algo tan bello y sincero. Todo pasaría a ser una invención mía, y por supuesto, no iba a caer en esa trampa.

Así que ahí estaba aguantando a su amigo, mordiéndose la lengua mientras observaba ese vaso para no escupirle todo.

Absorta en el movimiento del alcohol y entre ese humo cortante que le secaba la garganta empezaba a notar un calor que se desprendía de su estómago con esa dulce sensación de que cuando llegara de nuevo a su garganta, ya no le importaría de qué hablaba su amigo.

Miraba distraída hacia la barra, mirando como el camarero de turno flirteaba con todo par de tetas que se le ponían delante; como los típicos chulos de barra se pavoneaban delante de las hembras haciendo cosas extrañas para llamar la atención de las mismas, y como las mujeres mostraban sus cuerpos para aclamar el canto de esos pavos soltando de vez en cuando risas estruendosas para de igual forma, si sus escotes o faldas cortas no conseguían llamar la atención, que lo hiciera ese horrible sonido de hembra busca macho para apareamiento, o simplemente para demostrar que soy la mejor hembra de este lugar.

No entendía porque ella se sentía un bicho raro. Sí, a veces llevaba escotes pero no para reclamar un macho, de hecho no le gustaba mucho que le miraran el escote, rara vez llevaba faldas cortas, jamás se reía de esas maneras que a ella le resultaban tan poco sexys, no soportaba a los chulos de barras ni a los que coqueteaban con todas. No necesitaba la mirada de todos los machos para sentirse mujer, ni femenina. No le gustaban los juegos típicos de mujer o de hombre, de ahora me hago la difícil para que coma de mi mano. No le gustaban las manipulaciones, ni la mano izquierda, ni que la miraran todo el rato como si fuera un alimento para comer. Para ella lo bonito, lo que le hacía sentir femenina, especial y muy mujer era que solo un hombre, solo uno, la mirara como no miraba a nadie, pero que viera más allá de su imagen. Alguien que solo llevara en sus manos verdad, y no esos juegos humanos que no alcanzaba a entender. Siempre se vestía primero para gustarse ella misma, y luego para gustar a su pareja, el resto no le importaba, no se valoraba bajo las miradas o palabras de los hombres ni creía que su pareja la tuviera que valorar según la envidia de los otros varones, solo se valoraba ante lo que ella veía y sentía y bajo la mirada de su hombre. Sin embargo, había tan pocos hombres así. Los hombres se pasaban hablando fatal de las manipuladoras, pero en el fondo contra más manipuladora es una mujer, más la adoran y la disfrazan de sinceridad, la manipulación es lo que les gusta.

Volvió la vista a su vaso resoplando por el calor, mientras levantaba una mano para llamar al camarero. Mientras éste se acercaba, se bebió de un trago lo que quedaba en la copa, y pidió otro jack daniels con mucho hielo.

Su amigo, había derivado su conversación a su actual pareja, una chica preciosa, sincera y que realmente lo amaba, pero él se negaba a amarla y solo la utilizaba para no estar solo, despreciando ese diamante verdadero por querer seguir atrapado en el brillo de otro falso. Y todo por qué? Miedo a amar, o incapacidad de amar.

El camarero se acercó con su nueva bebida, dibujada en su cara esa sonrisa de soberbia que a ella le resultaba deprimente y le provocaba un rechazo absoluto, mientras su amigo decía, “estás muy callada te ocurre algo hoy? No me vas a dar una opinión?” “No quieres una opinión quieres una afirmación de lo que dices y yo no voy a mentirte, prefiero estar callada escuchando” “No, quiero sinceridad” ja, la trampa, eso iba a acabar mal, pero en fin, tenía su Jack en la mano que la empujaba a suicidar esa relación de amistad. “Está bien quieres sinceridad, pues prepárate. Eres un capullo, con todas las letras, un magnifico capullo. No solo no amabas a ese ser, que por otro lado no se merecía ser amada, sino que estas faltando al respeto a tu actual pareja. La tratas como plato de segunda mesa, creas altares en tu cuerpo y mente hacia la otra, mientras desprecias lo que ésta te da. La faltas al respeto, la humillas, y te buscas excusas para no quererla. La otra la abandonaste porque le ibas a hacer daño, ja, la excusa perfecta, esta la abandonarás porque sigues atado a la otra y por supuesto ella tiene que entender la peor de las humillaciones que es que a alguien lo traten como segunda categoría y sino lo entiende, que será lo lógico si se quiere y respeta a si misma, entonces la tratarás de paranoica celosa, ... ja de nuevo, y la siguiente, será porque no es igual que ésta, y entonces te darás cuenta el tesoro que ahora estás perdiendo y volverás a arrepentirte de lo malo que has sido, pero seguirás con el santuario a la primera porque en si, ese es el que te excusa de todo lo que vayas a hacer mal después. No, querido amigo, no, tus excusas a mi no me engañan, utilizas a las personas y te buscas en cada ocasión la excusa perfecta, así que no me vengas con cuentos infantiles, que hace tiempo que paso de lo que queda bonito o menos malo o políticamente correcto decir ante la gente. Si quieres ser mi amigo, empieza por no intentar quedar bien delante de mí haciendo el papel de buen samaritano que abandona a las personas por su bien, y llama a cada cosa por su nombre, y en segundo lugar hazte un favor, empieza por no mentirte a ti mismo”

Él la miró con cara de dolido y dijo rezumando odio por cada poro de su piel, “lo que te ocurre es que estás amargada, no puedes aceptar que alguien haya sido amada como a ti jamás te amaron.” Se dio la medio vuelta y dándole la espalda salió del local sin mirar atrás.

Ella levantó el vaso hacia la puerta en señal de brindis, y bebió un largo trago. Típico de los hombres, intentar dar un golpe mortal cuando no tienen argumentos.

Siguió ahí consumiendo los minutos junto a su Jack, que era la única cosa con nombre de hombre que le daba, calor, tranquilidad, paz, alegría e incluso olvido. No levantaba mucho la mirada del vaso, pues sabia que si por casualidad se cruzaba su mirada con la de algún hombre, éstos en su engreimiento del “mejor macho de la manada” lo tomarían como una invitación para acercarse y empezar un ataque a todos los sentidos corporales.. Realmente era vomitivo.

Así que disimuladamente y con la mirada fija en el vaso o en la barra, o en el movimiento del líquido, iba escuchando las conversaciones que se daban alrededor, no por interés, simplemente porque no tenía otra cosa que hacer, y lo que si que había que reconocer es que Jack era de la mejor compañía, pero hablador, lo que se dice hablador, no era mucho. Sonrío de su absurdo pensamiento y siguió escuchando.

A su alrededor, seguían sonando esas risas estridentes que salían de esas bocas pintadas. Al mismo tiempo que se reían miraban alrededor, a ver quien las observaba o si se cruzaba la mirada con algún individuo del sexo contrario que se les antojara apetecible. Después dos o tres miraditas, con alguna caída de ojos por medio para ser más evidente, zas, se daría el movimiento de los pocos inteligentes pero bien maqueados que se hubieran cruzado con esas miradas estudiadas.

Ahora mismo detrás de ella se estaba produciendo ese encuentro entre dos extraños:
-Hola (mirada de medio lado insinuante de éste, con una sonrisa abierta y atractiva)
-Hola (fingida inocencia y vergüenza de la muchacha.. ey incluso hasta colores en la cara guau esta era actriz de verdad)
-Esta bien este lugar (estúpida frase de inicio en la que solo puede haber una respuesta que parezca que es amable....)
-Sí, es muy bonito (obvio, no va decir, huele a perros podridos, hace un calor que te mueres, y encima parecemos todos sardinas enlatadas... ante todo, no hay que ser sincera, solo sonreír y pestañar)
-Vienes mucho por aquí? (mira, pregunta indirecta, utilizando la mano izquierda de la que tanto nos culpan a las mujeres... si dice si, ya sabe donde encontrarla, sin necesidad de volver a quedar con ella, y por supuesto, haciéndose el encontradizo la próxima vez, o incluso esperando a ver si ella se acerca para medir así su interés... como si el interés se midiera así)
-De vez en cuando si que vengo con mis amigas. Y tú? (ey misma táctica.. quien diría que hombres y mujeres son casi iguales)
-Bueno yo pasé hoy por casualidad (por supuesto, hay que hacerse el interesante y misterioso... pero lo estropeaste, porque así a la siguiente vez ya no parecerá tan casual... así que ella pensará que estás por ella... mmm juraría que a este chico lo ha visto cada viernes cuando baja a saborear a Jack)
-Y has venido solo? (eso es, por si hay algún amigo más interesante, ... más campo de cultivo)
-Sí, y tú? (repetición de la jugada)
-Sí también. (... bueno ya se han agotado la primera fase de preguntas que ni a uno ni a otro le interesan, pero que ya van midiendo el campo. Él ya se ha asomado por el prominente escote, y ella ha dirigido alguna mirada disimulada a su trasero... ya se han puesto nota uno al otro, y parecen tener interés el uno en el otro... claro que si se hubiera acercado otro, probablemente el interés sería el mismo... no en vano, ella va mirando furtivamente al camarero, seguramente para ver si la observa e indirectamente decirle, “se te están adelantando, haz algo sino pierdes este cuerpo tan mal aprovechado” pero claro, el camarero está por todos los cuerpos que pululan frente a él. Él por su lado, sino se hubiera cruzado su mirada con ella, hubiera ido a por otra, pero en todo caso lo dos han actuado igual, a por lo que parece más fácil, aunque ahora jugarán al juego de empezar a ponérselo difícil para guardar las apariencias, y porque siempre se ha dicho que lo difícil satisface más, cuando la verdad es que lo difícil es una clara muestra de desinterés y manipulación y de guardar una falsa moral (a menudo las que parecen más difíciles son las más fáciles y las más promiscuas) y una pérdida de tiempo, pues a alguien que le interesas de verdad no se va a arriesgar con esos juegos estúpidos.. pero claro, si se dice que lo difícil es lo mejor, hay que hacerse el difícil o sobre todo, la difícil)
-Tomas algo? (pues claro tonto el haba, lleva un vaso en la mano, no creo que sea de adorno)
-Ella levanta el vaso, y dice, sí (ahora empieza la segunda fase, se hará la mujer de mundo que bebe y bebe sin importarle lo que piensen de ella, para así parecer un espíritu libre o se hará la persona seria, moral que se la tiene que tomar como una chica formal , seguramente actuará, según le parezca que es el contrincante para llamar más su atención.. Él va de espíritu libre parece... voto por la primera opción) es la tercera copa que bebo, es que hace calor, (ah que lógico esto, como hace calor bebo alcohol para estar fresquita jajaja.. ey acertó ahora). Se lleva una mano al ridículo bolso y saca un paquete de tabaco, y claro, no encuentra el mechero. Él saca su mechero, y ella en un movimiento más que estudiado se echa hacia delante dejando su escote más pronunciado, al mismo tiempo que se aproxima más a él, y de paso, cuando le acaba de encender el cigarro le lanza una mirada de esas de niña inocente que desmontan a los hombres. Me pregunto quién estará más encendido, si el cigarro o el puro que él guarda. Por supuesto, ella pondrá la mano en esa postura con que las mujeres aguantan el cigarro porque es sexy e interesante (jajajaja, pero si todas son calcomanías o repetición de la misma jugada), y él fumara de esa manera a lo James Dean para parecer más varonil, más rebelde... los dos exageraran las posturas para dar más a entender que son el prototipo del otro ... la cuestión es que cuando se alargue la noche vendrá el beso, y será como besar a una sexy y un varonil y rebelde cenicero).

Siguen con la conversación absurda pero ella ya ha perdido interés, siempre es lo mismo. A veces hay gente más auténtica, mujeres que si que sin querer muestran algo más de su escote de lo que creen, o tienen miradas coquetas naturales, pero no de forma estudiada y se nota, hombres, que realmente no se acercan a cualquiera que se ofrezca con una cara o un par de tetas bonitas, pero la verdad, hay tan pocos hombres y mujeres auténticos que siempre esas horas, que se dibujan entre humos de cigarros y se diluyen entre vasos de alcohol, suenan a mentiras, a mercaderías, a quererse poco o conformarse con lo que se acerque.

Su amigo la había dejado allí tirada por darle su opinión, ella había bebido demasiado esa noche, y lo que le rodeaba no le interesaba y a parte, notaba la incesante mirada de alguien que desde la esquina de la barra la acechaba, eso significaba que en breve sería abordada como si fuera una más. Era hora de abandonar el gallinero. Jack no la iba a servir mas esa noche.

Mientras apoyaba las manos en la barra para incorporarse del taburete, y poner los pies en el suelo, levanta la mirada, simplemente para controlar el mareo de forma más eficiente, y entonces se cruza con la de ese ser que la está acechando. Un error. Él la mira fijamente, sin esa mirada de ligón, solo una mirada directa y auténtica, aunque se deslumbra en ella un cartel que dice en letras grandes PELIGRO. Parece un ser solitario, que no mira a todas las polluelas del gallinero, de hecho ni siquiera les presta interés, él solo observa a su vaso, y desde hace unos minutos a ella. Toma un líquido de un color marrón amarillento, con hielo.. piensa que quizás su Jack con el vaivén en el vaso ha llamado la atención de esa ambarina que reza en el vaso sostenido por esa morena mano. Sonríe y piensa, de donde salen esos pensamientos absurdos. Otra equivocación, va interpretar que le ha sonreído a él; primero quizás cuando ha apoyado las manos en la barra, su escote se ha hecho más evidente aunque ella no se haya dado cuenta, luego lo ha mirado haciendo que coincidan sus miradas, puede que él piense que para ver si ha reparado en su escote y luego le ha sonreído... claro nada iba dirigido a él, nada era estudiado, sin embargo, seguramente él pensaría que le estaba dando señales como todas las gallinitas cluecas de ese lugar. En fin, que piense lo que quiera, ella se va, solo es un engreído más, aunque ahí sentado parezca tener algo diferente.

viernes, 7 de noviembre de 2008

LA SUELA

Había una vez un señor que se había comprado unos zapatos de muy buena calidad. Lo mejor de esos zapatos, era sin duda las suelas, flexibles y que no dañaban los pies, que se amoldaban perfectamente al movimiento en su caminar y que eran muy resistentes, según el zapatero había dicho, casi eternas, las compañeras perfectas en su caminar.El hombre, solo miró un momento la suela de uno de sus zapatos en la tienda, y luego no reparó más en ninguna de ellas.La suela a la cual prestó atención, pensó que era especial para su dueño, así que desde el primer momento que se dispuso a caminar con ella, intentó complacerlo en el andar. A cambio ella recibía el cariño del amo con frases como: “Esta suela parece mucho mejor que incluso la otra, es como un guante, no podía haber elegido algo mejor para mí”.Sin embargo, en este caminar, el dueño tenía un ademán, que era ir arrastrando ese pie constantemente, dañando la suela en su frote con el asfalto. Cuando llovía solía meterse en el agua sin ningún tipo de respeto por la suela, que se iba deformando a través de esos malos tratos; incluso cuando montaba en bicicleta o moto muchas veces tenía la costumbre de frenar con las suelas deteriorando así su textura, produciendo un desgaste prematuro y un dolor a la suela insoportable.La suela muchas veces lloraba, pensando qué había hecho para que su dueño la tratara así, pues solo se había amoldado a él, a cambio tan solo de unos mínimos reconocimientos. Le había facilitado su caminar, y ni siquiera la había vuelto a mirar una vez más.Así pasaron los días y la suela cansada de no ser vista y de ser maltratada, seguía deprimida caminando y teniendo la esperanza que su amo cambiara su actitud.Pasaron más días y la suela se agujereó, lo eterno, se había roto. El amo cogió el zapato, y lo giró. La suela no lo podía creer, su dueño la iba a volver a mirar, la iba a reparar porque sabía que ella le había facilitado el camino y era de buena calidad, no iba a encontrar una suela igual. Sin embargo, el dueño hizo una mueca de desprecio al ver el agujero, y se empezó a lamentar de haber comprado esos zapatos con esa suela, pues la suela no había resultado ser tan buena.Ésta azorada, no entendía nada. Ella había estado allí, le había facilitado el camino, se había amoldado a su andar, se había vuelto más flexible solo por él, y ella más que nadie, sabía que era una suela buena, con una calidad insuperable, entonces ¡¿por qué ahora su amo, la despreciaba así?! . ¡¿Acaso no era él el que la había maltratado y la había arrastrado, quemado con sus frenos bruscos y mojado?! ¿Por qué ahora la culpabilizaba y la trataba de "no buena" "de baja calidad" si era él el que había hecho un mal uso de algo bueno? ¿Por qué la injuriaba y despreciaba, si solo había querido agradarle? La otra suela es la que contestó: -“acaso no sabes que los amos son así. Nunca pueden admitir que han hecho algo mal, sino que culpan a los demás de sus maldades. Admitir que hizo un mal uso de ti, sería como decir que no aprecia la calidad, que no sabe caminar, que todo lo bueno de su vida lo arrastra, así que es mejor decir que tú no eres buena o conveniente para sus pies”.- Pero ¿por qué me adulaba entonces? - Porque hay humanos que reparan una vez solo en ti, y ven tu calidad, enseguida quieren poseerla, pero no para respetarla sino para hacer uso de ella. En cuanto te amoldas a ellos, creen que el trabajo está hecho, y ya no te mirarán más, y si lo hacen, será solo para despreciarte. Cuando tú te empiezas a deformar debido a sus malos tratos y al tiempo, entonces se quejan de tu deformidad, y te abandonan o tiran, incluso te regalan a otros pies, porque tu deformidad les recuerda que no son buenos para calzarte.-Pero solo con que cambiara sus costumbres dañinas el camino sería más sencillo de andar para los dos. Solo me tendría que reparar.-Estas personas son egoístas, no piensan en lo que destruyen al andar, solo piensan en que todos y todo debe hacerles un servicio, y sino se lo hace, aunque quizás no se lo hagan porque ellos no saben recibir ese servicio, te abandonan en el primer basurero.-Pero yo he visto suelas reparadas, que sus amos hacían lo mismo que el mío pero luego aprendieron a caminar y rectificar los pasos que dañaban a su suela. ¿Por qué no iba a hacerlo él? -Porque esos amos, no son amos, son compañeros de viaje. POrque esos compañeros de viaje, miran constantemente la suela y antes que se agriete del todo la reparan. Porque esos compañeros, van con cuidado de no dañar. Porque esos compañeros reconocen la calidad de quien les ayuda a caminar, y entienden que la suela no iría con él sino la calzara, pero que él tampoco podría andar si la suela la despedazara. Que la suela se amolda a él, pero él también debe amoldarse a ella.Sin embargo, tu amo, es amo, no te mira solo a ti, sino que mira en todos los escaparates, a ver si hay una suela que asome más llamativa sin importarle si es de bastante peor calidad que tú, o que no sea tan flexible o beneficiosa para él, lo que importa es que destaque._Pero yo hice todo para aligerarle el camino.El amo regresó, calzaba unas botas de suela de goma rígida, de esas propensas a crear hongos. Las suelas sobresalían dando un aire de modernidad a la bota, y su amo, las miraba como encantado con ellas.Acto seguido se dirigió a sus otros zapatos, y dio la vuelta al zapato de su pie izquierdo, la suela esperanzada pensó que la miraba para repararla pero volvió a poner una mueca de disgusto, se dirigió a la calle, y los tiró sin ningún miramiento en el primer container.Días después el amo, llevaba ampollas en los pies, no podía caminar debido a la rigidez de las suelas, especialmente le dolía su pie izquierdo el cual solía arrastrar más a ran del suelo, pero aún así se sentía orgulloso, aunque de vez en cuando recordaba la calidez de su otra suela del pie izquierdo, como se amoldaba a él, como caminaba con ella sin hacer casi ningún esfuerzo, y la perfección del caminar juntos, y la pena de no haberla cuidado más. Pero eso era algo que jamás reconocería

jueves, 6 de noviembre de 2008

LA AVESTRUZ

Un día un pájaro le preguntó a una avestruz:- "¿Por qué escondes la cabeza debajo de la tierra cuando tienes miedo?" La avestruz respondió: -"Jamás he escondido la cabeza bajo tierra. Tú has visto alguna vez a una avestruz hacer tal cosa?"

El pájaro reflexiona y hace un gesto de negación con la cabeza.

La avestruz dice: -"YO conocí una vez una avestruz que había oído muchas veces ese cuento, y un día tuvo miedo a una fiera e intentó esconder la cabeza bajo tierra. Al intentar hacerlo, se golpeó fuertemente contra el suelo; ahora esa avestruz anda de lado por las lesiones que se hizo, pero tuvo suerte, quizás podría haber muerto y, por tanto, no haber andado nunca más.

Te voy a explicar algo, igual que tú muchos seres creen en lo que les dicen y acusan injustamente a otros, o ponen características a otros seres que realmente distan de la realidad.
Estas habladurías o rumores pueden provocar dos cosas diferentes:

1. Que el objeto de habladuría sea rechazado o aislado por lo que dicen que hace o es. Esto te parecerá una tontería, pero el malestar de alguien que no se siente querido deriva en muchas enfermedades de las cuales unas cuantas son mortales a medio plazo.

2. Al final el objeto de habladuría se cree él mismo lo que dicen, y se comporta tal como la sociedad espera que lo haga. Si la habladuría es buena, no hay problema, pero si es mala, quizás de una buena persona estemos creando un monstruo.

Así que buen amigo pájaro, vuela tu vuelo, sin alimentar habladurías, no te creas todo lo que te dicen de otro ser, porque haciendo lo contrario quizás consigues que, igual que mi amiga avestruz, un ser camine torcido por la vida, o simplemente no camine más."