domingo, 10 de enero de 2010

PoderosamenteIII

Aíram entró de nuevo al bar abarrotado de gente. Dio un vistazo para descubrir donde estaban los amigos de su pareja, entre los cuales, dos le habían hecho varias veces proposiciones. Cuando descubrió al grupo de machos, que parecían reírse de todas las mujeres, pensando que eran más listos que nadie, y que las utilizaban como querían, cuando en realidad, ellas eran las que los utilizaban a ellos, se acercó hacia donde estaban, pero sin mirarlos, como sino los hubiera visto, pero poniéndose en el punto de vista de sus miradas. Pidió otro Jack, pues a ella, no le costaba nada utilizar sus armas de mujer, simplemente no las utilizaba porque no quería, pero en el fondo, era algo tímida, y esa timidez aumentaba si la otra persona le importaba de veras, o si creía que no era correcto lo que hacía.
Jack le restaba timidez, e iba a ir a por el único hombre que le había conseguido llamar la atención esa noche, don peligro.
No iba a ir a por lo más fácil, ni siquiera sabía si le iba a funcionar, tampoco le importaba e incluso prefería que la rechazara, lo único que quería es que los amigos de Senre la vieran flirtear con ese ser y que diera la sensación de que iba a pasar algo entre ellos.
Se bebió su Jack de golpe, y se dirigió de nuevo a la barra haciendo sonar una risa de esas estruendosas cuando pasaba por al lado del grupillo, para que vieran su actuación. Dio resultado, ellos la miraron descubriendo a Aíram y siguiéndola todos con la mirada, pues ya notaban que su comportamiento que siempre había sido intachable, era diferente.
Se posicionó justo al lado de don peligro, pero midió mal las distancias y lo rozó en un muslo con el suyo propio. Eso no había sido intencionado, pero iba a servir también, aunque el hecho de parecer una mujerzuela, hizo que se le encendieran las mejillas. Él automáticamente levantó su mirada de la copa y la miró achicando los ojos, pero no dijo nada. Ella giró su mirada hacia él, y le sonrío abiertamente diciendo “perdón creo que empiezo a no controlar muy bien los espacios”. Él achicó más los ojos, y contestó “si eso creo”. Vaya, no se lo iba a poner fácil.
Cuando se acercó el camarero, tonteo también con él, bajo la mirada estupefacta del mismo pues era cliente habitual y jamás se había sometido a esos juegos. Sentía la mirada inquietante de don peligro observando sus acciones, y contra más la notaba, más le subía el rubor, pero estaba dispuesta a vengarse con todas las de la ley de ese monstruo que habitaba en su casa. No le importaba lo que pensaran de ella, no le importaba nada, solo quería pura y dura venganza, demostrarle y demostrarse a si misma que ella era tan capaz como cualquiera.
Ese pensamiento le dio más osadía, y se giró hacia el acechador para decirle: - “quieres una copa? Te invito por las molestias de no respetar tu espacio”. Lo dijo mirándole directamente a los ojos, con una sonrisa. Él aunque pareció pensárselo, acabó sonriendo y aceptando la copa.
-Qué tomas?
-Whisky con hielo
-Vaya no es una bebida femenina.
Él le miró con ojos de extrañado y ella dijo:
-Nada es que antes había pensado que mi Jack había llamado poderosamente la atención de tu ambarina, pero resulta que es whisky, así que o mi Jack es gay, o yo estaba equivocada.
El soltó una estruendosa y sincera carcajada, y dijo:
-Creo que no deberías intimidar más con Jack te está sentando fatal.
-mmm- Dijo ella con una mueca natural en la cara casi de bruja que consistía en achicar un tanto los ojos, girar un poco la boca haciendo nacer su hoyuelo, y poniendo expresión pensativa- no te creas, solo pienso cosas extrañas cuando me aburre la conversación, y Jack me ha dado valor para venir a hablarle a tu mano.
-A mi mano?
-Por supuesto, si tu mano es capaz de sujetar con esa firmeza y al mismo tiempo delicadeza esa copa que resulta ser de whisky, es imposible no venir a conocerla más.
Él puso cara de incredulidad mientras observaba que esa muchacha que le había abordado, era una coqueta natural. Tenía unas muecas en la cara imposible de olvidar. Era evidente que se había acercado a él de forma intencionada, y que había utilizado de forma consciente formas insinuantes, sin embargo, desde el mismo momento que habían empezado a dialogar, parecía haberse olvidado de lo estudiado, lo planeado, para ser natural. Para colmo, era original, y directa en la conversación cosa poco habitual en las mujeres. Parecía una mujer de ley, una mujer con duende o ángel, lástima que él no estuviera por la labor, aunque desde el primer momento, mientras escuchaba a ese hombre que se sentaba a su lado, él se había sentido atrapado por esa cara que parecía indiferente a todo lo que la rodeaba. Se había visto atrapado en unos ojos que miraban con pasión un simple vaso, mientras jugaba con él, se había visto envuelto en un escote, no demasiado exagerado pero que insinuaba un busto bastante abundante bajo él, se le había despertado un cosquilleo en la ingle y bajo vientre cuando ella se había llevado ese vaso a la boca, bebido un traguito, y había cerrado los ojos para saborearlo como nunca había visto a nadie saborear algo, como si fuera puro éxtasis, y no había podido evitar imaginándola disfrutando de ese modo de otros placeres. Se había sentido atrapado por una naturalidad poco habitual en esos ámbitos, y cuando ella, tras el abandono de ese hombre, se había limitado a levantarse, creía él que para irse, le había golpeado fuertemente en el pecho que el escote se hubiera pronunciado más, pero sobre todo, el cruce de sus miradas y esa sonrisa de niña traviesa. Sin embargo, era evidente que era casual, que ella no le estaba lanzando una invitación, tampoco él la quería, pues no le gustaban las mujeres que se insinuaban a todos, ni siquiera para un rato. Sin embargo, ahí estaba, y había empezado con una insinuación en toda regla y más que estudiada, pues no creía que el roce hubiera sido casual, ni la posterior mirada, ni la invitación, ni siquiera el rubor tierno que le cubría las mejillas, para luego convertirlo en algo natural, no tan estudiado, algo más relajado e infinitamente más interesante y que la hacía más poderosa que a cualquier otra mujer que estuviera en ese recinto. Era directa, y clara, y sobre todo, original. Pero, él no quería compañía, mucho menos de una noche, y era evidente que ella le había empezado ofreciendo eso, sobre todo con esa frase tan incitante sobre su mano, como si ella la estuviera imaginando en otro lugar, con la misma fuerza y delicadeza, aunque debía de reconocer, que su expresión era de ingenuidad y que no parecía fingida, así que quizás, no se había dado cuenta lo que implicaba la frase que acababa de decir.
No sabía cuál era el motivo pero le preguntó: - Tienes pareja?
Ella se quedó un momento inmóvil, miró su vaso, su expresión se volvió seria, y él esperaba ya una mentira que iba a ser evidente. Esa mujer estaba en alguna relación pero iba a mentirle, para continuar su juego con él, todo era realmente fingido
-Sí, tengo pareja.
Él se sorprendió de nuevo, no esperaba sinceridad.
-Y entonces que haces aquí sola y ligando descaradamente conmigo.
Ella se sonrojó de nuevo, y puso cara de avergonzada, lo miró directamente a los ojos y le dijo:
-Te estoy utilizando para vengarme de mi pareja, para demostrarle que valgo algo, para demostrarle que soy tan mujer como cualquiera que pase por su cama. Sin embargo, me estoy rebajando a comportarme igual que ellas, a comportarme igual que él, me estoy faltando al respeto a mi misma, no necesito demostrarle a él ni a nadie, lo que yo sé. Y es evidente que quizás tenga razón, tú no has mordido el anzuelo.
Lo dijo con tal tristeza y desapego hacia ella misma, y con tal grado de vergüenza que algo se le encogió dentro. La miro directamente a la cara, le toco el pelo justo por encima de la oreja, y le preguntó:
-Está él aquí?-Ella movió la cabeza negativamente y dijo:
-Sus amigos sí.
-Entiendo.
-¿Cuál es tu nombre?
-Aíram.
-Aíram, voy a besarte, porque me pareces la persona más poderosa y especial de este recinto, y de las que he conocido últimamente, si tu pareja no sabe ver eso, no merece la pena.
Acto seguido bajó la cabeza para besarla y se quedó cerca de los labios parado esperando su aprobación.
Ella se quedó inmóvil, se puso rígida, siendo evidente que no estaba cómoda con la situación, pero no se apartó. Y así quieta bajó la mirada y dijo:
-Gracias por tus palabras, pero quiero que cuando alguien me bese, me bese porque quiere no por pena.
-Tú me quieres besar?. Si solo querías que sus amigos te vieran, desde distancia debe parecer ya que nos hemos besado, ya has cumplido tu objetivo; aún así quieres que te bese?
Ella tragó saliva con dificultad, y se puso más rígida, era evidente que era una mujer fiel y fuera por lo que fuera que había decidido hacerle eso a su pareja, no estaba nada cómoda con la situación e iba a retroceder, sin embargo, era él el que quería besarla, así que no le dio la opción y bajó definitivamente su boca para encontrarse con la de ella.
Aíram se puso más rígida si cabe, y no le devolvió el beso, de hecho hizo algún esfuerzo para apartarse, sin embargo, a medida que pasaron unos diminutos segundos que para él le parecieron eternos, y cuando él ya la iba a dejar ir, ella se relajó, y no solo se dejó besar, sino que devolvió el beso con una voracidad que parecía increíble en una mujer.
Su boca sabía a alcohol, de hecho le daba la sensación que la cabeza de ella se caía un poco como si le pesara, como si realmente estuviera muy embriagada. Entonces ella se separó y dijo:
-No puedo tener los ojos cerrados, me mareo mucho, todo me da vueltas.
Él dijo:
-Vamos fuera que te dé un poco el aire.
Ella sonrío tontamente y dijo:
-Siiiiiiii, aire, eso es, aire, distancia, libertad, mucho aire.
No entendía que decía muy bien, pero abandonaron la barra para dirigirse a la puerta. Por el camino se cruzó un tipo con cara de odio, y le dijo:
-Eres una puta.
Él iba a contestar, pero ella le puso una mano en el pecho y dijo:
-Déjalo es de esos hombres que tienen doble rasero para los hombres y las mujeres. Le pone cuernos a su mujer, y tapa los cuernos de mi hombre, y le parece perfecto, no solo eso, sino que siendo amigos, se me ha insinuado más de una vez, sin embargo, esto es de ser puta. – Se giró hacia mí y me dijo: - Me consideras una puta? Porque aunque no lo creas no lo soy, jamás le he sido infiel a ese capullo, le he respetado siempre, y si ahora estoy aquí en esta situación es porque estoy cansada de sus degradaciones, y porque él me ha retado, me ha desafiado y quiero devolverle la pelota, quiero que alguien me haga sentir hoy especial y darle donde más le duele.
-Es evidente que no lo eres.
Ella se volvió a girar hacia ese tipo y dijo;
-Déjame paso quiero salir de aquí.
-Voy a contárselo a Senre, y te va a poner en tu sitio, zorra.
-Cuento con ello, con que se le cuentes, pero seré yo quien le estará poniendo justo en su sitio.
Así se dispuso a salir del local.

En la calle, cuando ya habíamos avanzado unos metros ella seguía callada, mirando al suelo para andar.
Ella se paró justo al lado de un castillo que se metía a orillas del mar para observarlo, se giró hacia mí y me dijo:
-Creo que estoy algo borracha, creo que te debo una disculpa por utilizarte, pero a pesar de ello, puedes volverme a besar? Ahora ya no es venganza, ni el alcohol me obliga a decirlo, solo quiero que me beses porque si.
Así se produjo el segundo beso, que fue más cálido, más tierno, acabando en algo apasionado. Cuando se separó dijo_
-Siempre he querido que me besaran en este castillo por primera vez, es un lugar mágico.
Él siguió besándole el cuello. No quería acabar esa noche así, no quería ningún tipo de compañía femenina, sin embargo, no podía separarse de ella.
Ella suspiró, y le cogió la mano.
Él la llevó hacia la furgoneta, que era de su amigo que se había roto un brazo esa tarde. No podía regresar la furgoneta a casa, y le había pedido a él que la llevara a su garaje. Así que él antes de llevarla al destino, se había parado a tomar algo en ese bar por casualidad, a pasar las penas de su trabajo.
Ahora se habían montado los dos en ella, y él inmediatamente la había abordado, pues era evidente que si la dejaba pensar, ella iba a salir huyendo.
Se besaban sin parar, y en un momento determinado, él se separó un poco para observar su cara y dijo:
-No voy a parar, quiero hacerte el amor aquí y ahora.
Ella se había puesto roja y había bajado la mirada para posteriormente abrazarlo con fuerza y esconder la cara en su pecho. Era increíble, sentía vergüenza como si se tratara de una principiante. Eso lo enterneció más y lo hizo sonreír. Le dio unos minutos y luego le levantó la cara sin hacer ningún comentario para no avergonzarla más y la besó de nuevo. No entendía como alguien podía dejar pasar a un ser así de especial.
Hicieron el amor en esa furgoneta, sin embargo, había algo que lo había defraudado. Se había hecho una falsa imagen de ella. Pensaba que era una mujer apasionada, puro fuego, sin embargo, se había mostrado fría en ejecución, casi se podía decir que las caricias no le habían afectado, y él sabía que era un buen amante. O era una persona frívola, o se había mantenido al margen de la situación.
Quizás había creído demasiado en su ingenuidad y todo era fachada, o quizás había sido infiel en cuerpo a su pareja, pero su mente seguía en él. Eso lo molestaba, cualquiera de las dos opciones eran deprimentes.
Él no habló más y la dejó donde ella le indicó, cuando había bajado ya de la furgoneta y antes de cerrar la puerta, dijo mirando hacia el suelo verdaderamente arrepentida:
-Lo siento no he estado bien. – Acto seguido se le escaparon dos lágrimas enormes de sus preciosos ojos y cerró la puerta, para correr hacia su portería.
Él se quedó mirando su espalda y pensó que realmente aunque hubiera sido infiel en cuerpo, seguía sin serlo en mente, se iba a sentir mal por lo que había hecho, a pesar que aquello no se podía llamar una infidelidad, ya que él la había provocado, rechazado, humillado y que esa relación estaba rota probablemente desde hacía mucho tiempo, incluso podría decir que por la estrechez de su entrada, no practicaba sexo desde hacía bastante tiempo, por tanto, ya no existía pareja, no había sido infiel. Él por su parte estaba dolido, pues quería que si alguien hacia el amor con él, lo hiciera verdaderamente con él y no con fantasmas y por otro lado, había quedado insatisfecho y con más ganas de sexo que antes de practicarlo.
Se iría a casa, tomaría una ducha fría e intentaría dormir. No podía ni siquiera quería hacer algo más esa noche, estaba bastante frustrado y enfadado.

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